La tecnología, la ciencia y la investigación utilizadas con sensatez están transformando la vida del planeta. Con rapidez innovadora ciertos gobiernos éticos visionarios las planifican y aplican en equipo, con gente capacitada. En lo jurídico han erradicado la corrupción con cárcel y hasta pena de muerte; por ejemplo, en Singapur, Indonesia, modelos capitalistas con férreos controles estatales, los políticos en su gestión tienen que dar nuevas soluciones funcionales que beneficien al medioambiente y a todos los seres vivos.
Estos países proyectan su desarrollo en avances científicos, gestión inteligente hacia el futuro, los resultados son altos. Utilizando ordenadores han creado megaproyectos, tienen ministros capaces y demás servidores gubernamentales conectados entre sí, analizan, saben, la obra pública, en espacios virtuales, salas de pruebas o laboratorios donde las necesidades del ser es el centro de los considerandos planificados con estructura geopolítica territorial; deshaciendo vestigios corruptos del pasado. Lo imprevisto, es un mal precedente de una generación que gastó recursos, perdió el tiempo. Obran en beneficio del bien común que está sobre el interés político o personal, sin manipulación.
El Ecuador necesita remontar una historia de subdesarrollo, implantar en gobernantes sabiduría, saltar el lenguaje de engaño, aprovechar los recursos mientras duren –no concesionando–; el Estado debe invertir en alto nivel de educación y desarrollo economía, tecnología, industria, turismo, salud, política poblacional y migratoria, eliminación de residuos, regulación de controles, gestión pública, sanción a la corrupción. (O)
Rafael A. Sampedro Coba, arquitecto, Guayaquil