El Puente Sur de Guayaquil está en el limbo. El Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) en once años no ha podido resolver su diseño y por respeto debería dejarlo al próximo gobierno.
Para colmo, una firma quiteña está cambiando los planos originales de la obra reduciendo tramos de carreteras, secciones del puente, luces, gálibos, etc.; quizás desconocen que el Guayas no es un río cualquiera, que sus aguas son estuarinas con mareas de 3 metros de amplitud dos veces al día; que en pleamar el río no desagua ni el sistema de aguas lluvias de Guayaquil, que en estiaje la salinidad llega hasta 30 kilómetros aguas arriba, que está muy sedimentado porque no ha sido dragado en 50 años y no soporta más pilas o pilotes en su cauce.
¿No será mejor implementar una hidrovía entre el puerto de Guayaquil y Durán a través del estero Cobina y Las Esclusas, para mover la carga del puerto en barcazas hasta una terminal de contenedores en Durán?
De ser así, dicha terminal debería estar cerca al intercambiador de tráfico de la autopista Durán-Boliche para usar las vías existentes.
Además, el transporte en barcazas es muy económico y menos contaminante: una barcaza de 60 metros de eslora y 12 metros de manga puede transportar la carga de 60 camiones; consume 10 veces menos diésel que un camión por tonelada de carga; su recorrido será corto, no más de unos 15 kilómetros; y por su poco calado no será mayor problema los sedimentos del río. Las barcazas se transforman en ferri para el transporte de pasajeros y son muy populares como en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, que también tiene un teleférico de casi un kilómetro que conecta la isla Roosevelt con Manhattan que no llama la atención, fue una solución temporal para pasajeros y ahora se usa para el turismo. (O)
Carlos Luis Hernández Bravo, ingeniero civil, avenida Samborondón