Hemos recibido un ejemplar de una obra colmada de historia, estadísticas y didácticos gráficos, que demuestran el aporte de los puertos privados en el desarrollo de la urbe y el país, un especializado texto digno de lectura, confiable fuente de investigación, editado con motivo del bicentenario de la independencia de Guayaquil y para conmemorar un aniversario más de la dinámica Asociación de Puertos Privados, Asotep, recomendable para adentrarse en el análisis del palpitar naviero citadino y su estratégica ubicación como respuesta al impulso mercantil del orbe, con justas referencias de quienes han sido sus protagonistas, estatales como particulares, sobresaliendo la egregia figura del incansable luchador y empresario agroindustrial, más ecuatoriano que alemán, Werner Pelehen, gestor de tres instalaciones de ese género.

Queremos resaltar el ambiente racional, sin ceder al sano espíritu de competencia, en el que han convivido las empresas que manejan estos modernos enclaves de entrada y salida de bienes, en permanente accionar sin que se hayan amedrentado frente el furor del COVID-19, que redujo los despachos, honrando el hecho de que por Guayaquil se franquea el 80 % del volumen de carga marítima nacional. Mientras, es evidente el mejoramiento infraestructural para el acceso de buques, mayor aun cuando se produjo la profundización del canal de entrada sin que haya interferido la mítica y fantasmagórica presencia de un obstáculo rocoso llamado Los Goles, finalmente abatido a un elevado costo pero que no significó egreso a los usuarios, ni a la Municipalidad, sino a las navieras por un carguío de superior volumen, abonando a un escenario favorable hacia un promisorio y brillante futuro para Guayaquil, más consistente cuando se construya el ofertado Viaducto Sur, que acercará múltiples frutos a variados y nuevos destinos.

Siempre ha preocupado que se mantengan las mejores condiciones de costos para el normal desenvolvimiento de las agroexportaciones, obligadas a mantener niveles que no afecten el valor final de los productos, en un régimen internacional altamente disputado, como ocurre con el banano, que sale por Guayaquil en el 73,61 % de la totalidad de los 380.493 millones de cajas de todo el territorio nacional (Acorbanec, 2021), para rivalizar en precio y calidad con otros orígenes, latinoamericanos, asiáticos o africanos, que surten de la misma fruta al mundo. Ecuador se precia de tener adecuaciones portuarias versátiles, seguras, con suficiente capacidad instalada como para responder a la creciente demanda, pero una mínima elevación de tarifas afectaría la decisión de compra en el país; de allí que es prudente que se conserven las condiciones de despacho al exterior, no creando artificiosamente medidas que pudiesen afectar la subsistencia de algún elemento de las cadenas productivas.

En buena hora el ministro de Transporte, consciente de la trascendencia del potencial privado en el sostenimiento del comercio exterior, impidió que uno de los terminales graneleros se viese afectado por un reclamo administrativo que perturbaría el saludable equilibrio competitivo entre los puertos. (O)