... Era un joven con aspiraciones, sueños, multifacético, mucho carisma. El miércoles 27 de enero nos despertamos con una triste noticia: el brutal, injusto y lamentable asesinato de un querido presentador de televisión.
Es otro más en la larga lista de los que han sido silenciados de repente, a ellos se les cortó de un tajo el hilo de sus vidas en un instante, injustamente. Fue un amigo de todos a través de la pantalla chica, llegaba a conectarse con los que lo miraban y admiraban. No fue mi amigo personal, pero en una ocasión en un centro comercial no se negó a retratarse con mi nieta cuando se lo pedí. Le dije “nunca cambies” y respondió “no lo haré”. La pregunta sin respuesta es ¿por qué le hicieron esto? Y, ¿por qué habiendo tanta gente que no procede bien todavía sigue en pie? Nadie lo sabe. Talvez estaba escrito que su caminar iba a ser fugaz pero fecundo, que no era necesario que brille más. En nuestro paso por la vida no sabemos cuánto tiempo va a durar nuestra travesía, por eso nuestra huella debe ser profunda, no pasajera, todos, con defectos y virtudes, debemos procurar que las segundas opaquen a los primeros. Solo nos queda su recuerdo, pero estoy segura de que quien conoció a Efraín Ruales no lo podrá olvidar. ¡Descanse en paz! (O)
Elvira Gabriela Morla Larrea, abogada, Guayaquil