El examen Ser Bachiller ha sido tildado de monstruo, mata sueños de los jóvenes. La pregunta es: ¿debe el Estado pagar a un estudiante la carrera que este desee? No.
La educación pública nos cuesta a todos. Los recursos y los cupos son limitados, por lo cual hay que asignarlos prudentemente. La mejor forma: por méritos académicos. Y ese es el rol del examen, verificarlo, pero se dice que es discriminatorio porque los estudiantes de colegios públicos van con deficiencias a rendirlo. Es decir, el propio sistema los condena a una calificación insuficiente y por ende a fracasar en la vida. Entonces, ¿deberíamos dar a los recién graduados libre acceso a la carrera universitaria que deseen a manera de indemnización por su pobre formación secundaria? Esto sería como tratar de enmendar un error con otro. ¿Se necesita ser solo ingeniero, doctor o abogado para tener éxito? Si creemos esto, en verdad la educación nos ha fallado. (O)
Rubén Darío Torres García, ingeniero en Gestión Empresarial, vía a Salitre