La política pública aterriza en presupuesto y busca modificar realidades: desarrollo económico autónomo sustentable; no pobreza ni ‘callejizados’ y bajar la inseguridad; humanización de cárceles; más educación y profesionales de la salud, y hospitales públicos para enfrentar pandemias; agua potable por tubería a toda provincia; no deforestación; no tráfico de especies silvestres; IVA diferenciado; recursos para proteger a madres abandonadas y erradicar el aborto; eliminar la libre remoción; no ser cooptados por gobierno global (5G incluida); fortalecer la organización barrial con recursos entregados por los GAD, institucionalidad, teletrabajando 18.000 servidores municipales en Quito desde sus barrios.
No queremos líderes que se reenfoquen o den un giro aconsejados por la ‘prudencia’, sino que sean en verdad honrados, eficientes y sensibles administradores de la cosa pública aquejada por falta de transparencia, discrecionalidad y por el cinismo y la traición a los caros intereses locales y nacionales. (O)
Diego Fabián Valdivieso Anda, economista, Quito