En Centroamérica, una multitud estimada entre seis mil y nueve mil personas camina unida para intentar llegar desde Honduras hasta Estados Unidos, a través de México. En la frontera de Guatemala se hacen esfuerzos a nivel de gobierno para no permitirles el paso a los hondureños.

Los migrantes se enfrentaron ayer a una barricada humana conformada por unos tres mil agentes de las fuerzas de seguridad de Guatemala que intentaron repelerlos. En los enfrentamientos hubo gases lacrimógenos y golpes, con el resultado de varias personas heridas.

En los controles fronterizos les solicitan a los migrantes documentación y pruebas PCR que no tienen, pues ellos aseguran que se han visto obligados a salir de Honduras por varios motivos, principalmente por la pobreza, la violencia, la corrupción y la devastación causada por dos grandes huracanes en noviembre pasado.

Los controles para vigilar que el ingreso de foráneos se haga de manera regular también se está reforzando en la frontera sur de México, que será el siguiente escollo por superar por esta primera gran caravana del 2021 que, a decir de muchos de sus integrantes, no se movilizan en pos del ‘sueño americano’ sino por desesperación ante el desempleo, el hambre y la desnutrición.

Esa desesperación por la supervivencia lleva a familias enteras, muchas con niños pequeños, a que se arriesguen en tan esforzada travesía, cuando Joe Biden está próximo a asumir la presidencia de Estados Unidos, quien ofreció en su campaña un enfoque más humano hacia la migración, a diferencia de su antecesor.

Los movimientos migratorios se dan cuando las condiciones de vida en un país se vuelven asfixiantes. Entonces, la salida natural es ir hacia donde sí haya oportunidad de desarrollo, siendo la prioridad encontrar empleo para subsistir y poder enviar remesas para los familiares que no pudieron migrar.

Equivocarse al votar es uno de los factores que desencadenan acciones que luego provocan las siguientes migraciones. (O)