El presente proceso electoral viene desarrollándose con inconvenientes y reparos, a lo que se añade el error detectado en la papeleta de binomios presidenciales para los comicios del 7 de febrero, cuando se había avanzado con el 47,64 % de la impresión.

El candidato Pedro José Freile denunció que su casillero en la papeleta está identificado con el nombre de Movimiento Amigo, pero el logo dice Mejor EC, que era el nombre con el que se pretendió inscribir a la organización política que estaba relacionada con el movimiento provincial del exlegislador Daniel Mendoza.

El error será corregido, según señaló la presidenta del Consejo Nacional Electoral, quien dijo que se procedió a “separar a los funcionarios responsables” y que las elecciones generales no se suspenderán. Las papeletas con el logotipo equivocado serán destruidas y se reiniciará la impresión con el cambio respectivo.

A propósito del tema de las papeletas electorales, resulta una desconsideración para el electorado someterlo a un número tan abultado de participantes. En 2017 fueron ocho los candidatos a la Presidencia; los tres primeros lugares se repartieron el grueso de la votación en primera vuelta con 39,36 %, 28,09 % y 16,32 %. El cuarto, quinto y sexto lugar obtuvieron 6,71 %, 4,82 % y 3,18 %; el séptimo y octavo lugar no alcanzaron ni el 1 %.

En las presentes elecciones hay 16 binomios calificados; de ellos, tres lideran la intención de voto, el resto está condenado a obtener un bajo margen de votación.

Vemos a varios primerizos entusiastas, aunque presientan que la segunda vuelta la verán de lejos; al que antes no alcanzó la votación mínima y se cobija en una nueva tienda o en alguna alianza, o aquel que alcanzando la votación mínima seguirá insistiendo. Sin embargo, hay que tener presente que la promoción electoral se paga con fondos del erario nacional.

Para desincentivar este desperdicio de recursos en futuras elecciones, se podría legislar para que quien no alcance la votación mínima devuelva el dinero invertido en su promoción. (O)