Durante lo que llevamos del año 2021 y en parte del año 2020, he escuchado personalmente muchas opiniones de distinta procedencia sobre la vacuna del SARS-CoV-2, y sobre estas se han creado una serie de mitos urbanos que provocan un cierto rechazo a la vacuna. He escuchado, por ejemplo, que en el interior de la vacuna se coloca un nanochip inteligente que permitirá a las farmacéuticas seguirnos y enfermarnos para vendernos medicamentos. Otra versión es la que se fundamenta en que si los políticos se colocan la vacuna primero, ellos se la colocarán después, pues quieren que los políticos mueran o se enfermen primero en caso de que la vacuna no sea efectiva.

También he escuchado versiones que relatan textos bíblicos sobre el fin del mundo, la llegada del anticristo y hasta una invasión tecnológica extraterrestre. Lamentablemente no solo he escuchado este tipo de opiniones, sino que las leo a diario en las redes sociales más comunes, como Facebook, Instagram, entre otras. Esto provoca una viralización de esta teoría para las personas que no poseen un criterio definido y formado sobre la importancia de las vacunas, es por esto que me permitiré en pocas líneas explicar un poco sobre el origen de las vacunas y aproximadamente cuántas vidas han logrado salvar en el transcurso de la historia. Las primeras experiencias de inoculación de un agente infeccioso con miras a obtener inmunidad se remontan a China e India en el año 200 a. C., y fue luego en 1718 que Lady Mary Montagu por primera vez en nuestra era practicó la inoculación con el virus de la viruela en sus propios hijos. Luego Edward Jenner en Inglaterra, en 1796, inocula el virus de la viruela vacuna durante la epidemia de viruela, logrando demostrar su inmunidad contra el virus después de ese procedimiento.

Es el comienzo de una nueva era, en la que la vacunación logra un paso indiscutible contra diversos agentes infecciosos que por siglos diezmaron a la población, sobre todo a la infantil. Al experimento de Jenner le siguen los de Louis Pasteur con el ántrax, el cólera aviario y, finalmente, la rabia en 1885, cuando se inocula el virus atenuado al niño Joseph Maister, víctima de mordedura de un perro rabioso, logrando que sobreviviera.

De allí en adelante, vacunas elaboradas con agentes vivos atenuados, muertos o inactivados, toxoides, fracciones de bacterias e incluso material producido mediante ingeniería genética han sido utilizados para la prevención de diversas entidades infecciosas e infectocontagiosas, logrando hasta la erradicación de algunas, como la viruela y la poliomielitis.

En cada época, muchas personas pensaban de manera similar, que la vacuna sería peor que la misma enfermedad, no obstante, se ha demostrado históricamente que no es así. Por ejemplo, según la Organización Mundial de la Salud, la vacuna contra el sarampión ha salvado a casi 20 millones de niños, y en general las vacunas han salvado cerca de 1.500 millones de vidas de distintas enfermedades. Bajo esta perspectiva, debemos como ecuatorianos vacunarnos y exigir a las autoridades celeridad en la adquisición de las vacunas ante las farmacéuticas que las expenden. (O)