En el Ecuador son pocas las personas que otorgan testamento, producto de la poca cultura que hay en el otorgamiento de estos. Se pueden evitar problemas familiares que surgen después de la muerte de un ser querido cuando los herederos quieren disponer de los bienes y no hay un acuerdo en cómo se va a dividir la sucesión.
La falta de cultura testamentaria se da porque tenemos un código civil muy rígido en cuanto la forma de disponer testamentariamente de los bienes que uno deja, sin profundizar en el tema y analizar las muchas circunstancias que se pueden dar, básicamente en el testamento según la normativa ecuatoriana te obliga a dejarle el 50% de tu patrimonio a los hijos en caso que los hubiera, de lo contrario a sus padres, el 25% para sus descendientes sean hijos o no; y el 25% restante de libre disposición. Ante la rigurosidad que ordena la ley, pocas personas buscan esta figura; es imprescindible revisar estos porcentajes para que se encamine a tener una cuota de libre disposición más amplia para hacer esta figura jurídica más llamativa y obviar las discusiones familiares y los procesos judiciales que se pueden dar cuando no existe testamento. En el ejercicio de la profesión he visto familias destruidas por problemas de herencia y compañías destruidas producto de estas, los perjudicados no son netamente los familiares sino los empleados y demás personas que dependen económicamente del patrimonio que se deja. No esperemos a estar enfermos o tener un gran patrimonio para utilizar esta figura jurídica, con esto nos evitamos problemas y sobre todo que las cosas queden en manos de quienes queremos que queden. (O)
César Javier Moya Delgado, abogado, Guayaquil