Cuando concluye un año y comienza otro, normalmente los seres humanos realizamos una reflexión sobre lo acontecido en los doce últimos meses, y luego establecemos propósitos para lo que está por venir. Lo que no se hizo bien se analiza, para poderlo corregir. Y lo que se hizo bien se lo estudia también, para sacar provecho y conclusiones. Y entonces lo que se propone como meta para el año siguiente, se convierte en propósito firme, y se hacen planes para lograrlo.

Este es un momento en el cual la reflexión de la sociedad ecuatoriana no puede ser solamente sobre el 2020, los aciertos y los errores, a pesar de las excepcionales circunstancias que el mismo nos ha hecho atravesar y que dan muchísimo material sobre el cual reflexionar. Y tampoco puede la sociedad ecuatoriana, pensar únicamente en los propósitos del año 2021.

¡Definitivamente no! Nuestro drama trasciende el impacto de la pandemia, y nuestras obligaciones superan de largo el fijar unas cuantas metas para el año 2021.

Nuestro problema es de mucha mayor profundidad, y nuestras obligaciones futuras, como sociedad, también van mucho más allá de simplemente escribir en un cuaderno “los buenos propósitos para el 2021”.

Y hago esta reflexión, luego de haber leído una muy valiosa publicación: “Riesgo político América Latina”, realizado por el Centro de Estudios internacionales, CEIUC, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, una entidad académica de incuestionable valía y credibilidad y cuya lectura recomiendo con mucho entusiasmo, y que está disponible en el sitio web http://centroestudiosinternacionales.uc.cl/noticias/3933-lanzamiento-rie....

En dicho documento, se abarcan diez grandes temas que ensombrecen el futuro de la región. En primer lugar, la Incapacidad del Estado para resolver los problemas y demandas de la población, el fuerte endeudamiento y los conflictos entre funciones del Estado. En segundo lugar, la enorme presión social que deviene del incremento del desempleo, la desigualdad y la pobreza, lo cual ha sido uno de los elementos de la violencia vivida. En tercer lugar, la amenaza del narcotráfico, que está produciendo estados fallidos, como en el caso de México, y aumento generalizado de la corrupción. El estado de derecho sufre, y se debilitan las instancias de control. En cuarto lugar, el avance del populismo y el autoritarismo, que favorece la disminución de libertades y derechos, y aumenta la desconfianza en las instituciones democráticas. En quinto lugar, la inseguridad jurídica que resulta de todo esto, y que afecta la inversión, tan necesaria en la región, y que corroe la institucionalidad y el estado de derecho. En sexto lugar menciona la crisis migratoria, que genera grandes tensiones en la región. En séptimo lugar, el estudio mencionado señala la politización que ha existido en ciertos países de las instituciones armadas, para que obedezcan a fines políticos y no finalmente a la sociedad. En octavo lugar, el efecto que sobre la región tiene el conflicto entre la China y los Estados Unidos. En noveno lugar, cómo la polarización ha afectado esfuerzos de integración y, finalmente, como décimo tema el surgimiento de conflictos fronterizos.

La región vive momentos durísimos. Dentro de la región, el Ecuador los tiene más duros todavía. No tenemos tipo de cambio, la situación de la caja fiscal es y seguirá siendo asfixiante, existen subsidios que se deben eliminar y que matan a la economía del país, la legislación laboral no se ha modificado, la estructura de tasas de interés es totalmente irracional, la seguridad social demanda una reforma radical, los tratados de libre comercio deben seguirse buscando, la reducción del tamaño del Estado –tanto de aquello que depende directamente del presupuesto, cuando de entidades con autonomía administrativa– es un imperativo urgente, la simplificación de la asfixia regulatoria que paraliza al país. Y todo lo anterior, sin hablar de la política social, de las necesidades de reforma educativa, y tanto otro tema que está sobre todos nosotros como una ola que nos va arrollando.

Si la reflexión en el Ecuador es seria, veremos que los 10 puntos del informe UC sobre riesgos políticos en La América Latina se quedan cortos, frente a los formidables retos que tiene la sociedad ecuatoriana.

Y preguntamos: ¿Qué hemos visto en la campaña sobre esos grandes temas que deben resolverse? ¿Con cuánta profundidad los han analizado los candidatos?

El Ecuador ha llegado a un punto en el cual no puede darse el lujo de no enfrentar los grandes temas y a fondo. Nuestra gran reflexión debe ser el entender que eso no se logra porque un gobierno piense bien, o trate de hacer bien las cosas. Las lecciones del pasado nos deben hacer ver que se requiere el esfuerzo de todo un país. Y si no reflexionamos sobre esto, y no hacemos el propósito de cumplirlo, de unirnos en un esfuerzo de nación, sencillamente no saldremos, y el próximo año estaremos reflexionando sobre cómo recoger escombros y no sobre las soluciones futuras del país. (O)