En días recientes, ante la solicitud de la Fiscalía para que Jaime Froilán Vargas Vargas comparezca a rendir su versión voluntaria sobre los hechos de octubre del 2019, que significaron grave destrucción en la ciudad de Quito, incendio de la Contraloría, secuestro de periodistas, militares y policías, llamamiento a la insubordinación de las FF. AA., toma y destrucción de infraestructura petrolera, que como ciudadano denuncié formalmente ante la Fiscalía, don Jaime Froilán permaneció en silencio, indicando que necesitaba un traductor porque debía hablar en su lengua indígena materna.

Notemos que el nombre Jaime es de origen hebreo. Es la variante más frecuente de Jacob. El nombre Froilán es de origen germano, es decir, de una raza aria. Este nombre significa “pequeño señor” o “dios del orgullo”. Viene de fraujik: “señor” y de land, “tierra”, es decir, “señor del país”. Este nombre está muy relacionado con las casas reales españolas de Asturias y León.

Entonces, los nombres del denunciado claramente no son indígenas. Y sus apellidos, Vargas ambos, son un apellido castellano que tiene su origen en la reconquista de Madrid, en el año 1085, en la que se distinguió Juan de Vargas a las órdenes del rey Alfonso VI. Es decir, el apellido de quien no habló es totalmente castellano.

Hay derecho de acogerse al silencio. El pedir un intérprete se traduce en la mofa, la sorna con la cual ha actuado el denunciado sobre toda la sociedad ecuatoriana. Y es una burla que se sustenta en elementos terriblemente peligrosos. En primer lugar, la ideología mariateguista profesada por ciertos líderes del movimiento indígena, que no cree en El Ecuador sino en una gran nación indígena. En segundo lugar, la creencia de que todos los que están en el territorio de nuestra América a partir de 1492 deben ser desalojados, pues este continente solo les pertenece a ellos. En tercer lugar, que no deben obedecer las leyes ni respetar las instituciones que no sean la ley indígena y sus propias instituciones. En cuarto lugar, que el modelo de sociedad democrática como la conocemos tiene que ser destruido.

Y esta traducción del silencio de Jaime Froilán debe hacernos ver el gran peligro que se cierne sobre nuestra sociedad, y que es una lanza que penetra las entrañas del Ecuador que amamos, para procurar nuestra destrucción.

Froilán: “Señor de la tierra”. El denunciado se cree señor del Ecuador, como las declaraciones que todo el país vio espantado y con asombro lo confirman. Y lo más triste de todo es que luego de catorce meses no hay culpables del saqueo, incendio y destrucción de la Contraloría, no ha declarado siquiera todavía el denunciado, y la impunidad refuerza la abrumadora avalancha que va destruyendo la institucionalidad del país. En octubre del 2019, Jaime Froilán Vargas Vargas habló alto y claro. Se presentó ante todo el país en castellano, ha dado incontables entrevistas en castellano.

Su silencio ya ha sido traducido en esta columna. Dios proteja a nuestro Ecuador de las oscuridades en las cuales quisieran conducirnos ciertas élites que dicen representar al movimiento indígena en el Ecuador. (O)