Cada vez toma más fuerza la tesis de que el dragado del río Guayas también debe incluir la remoción del islote El Palmar. Será la única forma de que el río recupere sus condiciones hidráulicas y su ecosistema, así como las de sus afluentes Daule y Babahoyo, que juntos abarcan 7 cuencas hidrográficas, la mayor de la costa del Pacífico sur, con 50.000 kilómetros cuadrados que afectan a 9 de las 24 provincias y albergan el 50 % de la población del Ecuador. Por consiguiente, el dragado debería solucionarlo el Gobierno y no la Prefectura del Guayas, que asumió su competencia sin recibir asignación alguna.
El dragado tampoco ha tenido apoyo de los colegios profesionales, cámaras de la construcción y sobre todo del Municipio de Guayaquil, ahora sin destino marinero, pues prefieren atravesar la ría en teleférico y no en lancha. Fueron diligentes para contratar el dragado de los canales de acceso al puerto de Guayaquil, incluyendo la formación rocosa Los Goles, que fue un éxito; no hubo empacho en solicitar al Gobierno la competencia para construir el Viaducto Sur sin conseguirlo; luego se ofrecieron $ 100 millones para participar en dicho proyecto, sin tenerlos; pero del dragado del río dicen que no les compete. Sí les debe incumbir porque el Guayas es de Guayaquil. Hace pocos años se dragó el área adyacente al islote El Palmar, hacia La Puntilla, ahora está sedimentada peor que antes. Demuestra que la solución debe ser integral, incluyendo la remoción del islote. En ese entonces no lo hicieron porque sus sedimentos estaban bien compactados, lo cual técnicamente no es aceptable. Para colmo se pusieron los sedimentos del dragado encima del islote, porque no tenían dónde descargarlos; lo rellenaron en vez de dragarlo. Ojalá no se repita. Por otra parte, el Municipio de Samborondón concuerda con que el dragado debe ser integral. (O)
Carlos Luis Hernández Bravo, ingeniero civil, avenida Samborondón