Maradona y una oferta de 400 dólares han sido los temas que han captado atención en días recientes.

Es comprensible que un futbolista genial despierte la pasión de fanáticos al punto de endiosarlo y disculpar con tenacidad sus conductas autodestructivas. No sucede así mientras más elevadas sean la capacidad crítica y formación de quien puede privilegiar un don sin subordinar principios.

Cultivar conocimientos y principios toma tiempo y generalmente consume recursos, quizás por eso sea tentador tomar atajos, pues mantenerse en la senda de lo correcto es más difícil. Esto nos lleva al tema de los dólares.

Se impulsa un proyecto de ley que plantea la creación de una renta básica universal de $ 400, a financiarse con la emisión de papeles del Banco Central, entre otros instrumentos, para quienes sin trabajar se inscriban y cumplan con ciertos requisitos. El proponente, un economista exasesor de la Conaie visible durante la protesta de octubre de 2019, ha recibido el respaldo de la asambleísta correísta Marcela Aguiñaga, para quien “no es un bono, no se materializa, no se transfiere, es dinero electrónico que se mantiene en el celular para pagar canasta y servicios básicos…”.

El economista Fausto Ortiz ha dicho que “pretender embarcar al Banco Central en la creación de dinero electrónico sin respaldo es una gran irresponsabilidad. Hoy y desde hace 5 años las reservas internacionales en el BCE apenas alcanzan a ‘respaldar’ el encaje bancario privado. Cuando mejoremos el nivel de reservas, hablemos”.

Cuando mi hija mayor tenía seis años, cierto día que me insistía que le compre un juguete, al darle la respuesta rápida y fácil de “no tengo dinero”, me replicó: “sácalo del cajero”. Entonces, le expliqué el asunto de que no se puede girar dinero sin respaldo. Le dije que una persona puede sacar dinero del cajero cuando ha trabajado para ganarlo y lo ha depositado en una cuenta para que esté disponible, y que esa cantidad durará en la medida en que sea cuidadosa con sus gastos. Ella lo entendió perfectamente.

La democracia tiene su fortaleza y debilidad en un mismo centro: el poder del voto de la mayoría, que elige a los gobernantes que deciden las políticas que rigen el día a día e influyen en los destinos del pueblo. Si esa mayoría no cuenta con criterio y educación suficientes, será fácil de manipular con ofrecimientos como la renta básica universal de $ 400, porque quizás no haya quién le explique la irresponsabilidad de financiarlo con dinero electrónico sin respaldo.

Los políticos responsables deben tomase en serio a los votantes y, apoyados en sus equipos de comunicación, hacer pedagogía financiera para electores, para que la gente deje de caer en trampas ilusorias y sepa que por creer en ofertas irresponsables hemos llegado al sobreendeudamiento en el que se encuentra el país.

Los partidos políticos no se van a regenerar sin presión ciudadana, y los ciudadanos no van a evolucionar de un día a otro, por eso hace falta que ecuatorianos brillantes y bien formados tracen desde la sociedad civil un plan para lograr una mejor educación, que privilegie el sentido crítico y el enaltecimiento de principios. (O)