Democracia no es solo el sencillo y fundamental acto de sufragar. La democracia propone un pilar importante para el Estado de derecho denominado principio del pluralismo político. Recordemos su nacimiento en aquellas épocas de regímenes autoritarios que saciaban su ambición de poder a través de generar ignorancia y miedo. No obstante, la burguesía y los grupos populares coincidían en su insaciable necesidad de libertad, igualdad, fraternidad.
En esa escena logra consolidarse el espíritu de la democracia incentivando el ejercicio y goce de derechos fundamentales; simultáneamente aparecieron principios como la separación de poderes, la representación democrática, la libertad de expresión y pensamiento. Sin embargo, en nuestra actualidad carecemos de aquel origen que constituía un título de buen ciudadano. La soberanía está sesgada por ideologías utilitaristas. Aquella esencia exegética del Poder Legislativo se ha convertido en una decepción. ¿Cuándo recuperaremos la decencia de nuestra república? Clara está la existencia del pluralismo político con ausencia de líderes. No cabe duda de cuán grave ha sido el clientelismo institucional. No somos conscientes de nuestros derechos más humanos; lo que se percibe es la fragmentación de un Estado. (O)
Daniel Fernando Mejía Terán, 19 años, estudiante de Jurisprudencia, Quito