Los directivos de las empresas petroleras estatales renuncian antes de firmar un contrato de venta de crudo con una empresa petrolera china, por considerarlo lesivo. Sostienen que el precio es de $ 2,43 por barril inferior al precio de mercado. Los bancos chinos pedían 50 millones de barriles, pero ahora quieren 142 millones. Si el cálculo de Petroecuador es correcto, daría un perjuicio de $ 345 millones.

Las autoridades del Gobierno central argumentan que el cálculo de precio es errado, ya que no puede compararse un precio spot con uno de contrato. Tampoco es que les entusiasma la idea de vender el crudo en licitación cerrada a solo empresas estatales chinas, porque no garantiza el mejor precio. Pero sostienen que es indispensable porque sin esa venta no hay dos créditos de bancos estatales chinos por $2.400 millones. Sin el primero de esos créditos, $ 1.400 millones, este mes no podrían pagarse sueldos de la administración pública, transferir fondos a municipios, aportes al IESS.

Los tenedores de bonos acordaron reducir intereses y prorrogar plazos, y el FMI desembolsar una fuerte cantidad, bajo el entendimiento de que la China iba a participar en el rescate del Ecuador con nuevos fondos. Pero a diferencia de los tenedores de bonos y el Fondo, más que ayudar a resolver el problema, la China la ve como una oportunidad de un pingüe negocio, prestando a un alto interés y con garantía de petróleo.

No hay otra fuente que quiera desembolsarle una cantidad tan grande al Ecuador, ni la Unión Europea, ni EE. UU. Por lo que, entre el fracaso de la reestructuración de las finanzas públicas y pagar las cuentas del mes, y pignorar a China las exportaciones petroleras, lo segundo es el mal menor.

Al fondo del problema está la renuencia del Gobierno a recortar el gasto burocrático o a su extrema debilidad para hacerlo. Los salarios del sector público fueron el 9,4% de la economía en el primer semestre, mayores en 0,3 de punto frente a lo que fueron en el primer semestre de 2018. Austeridad, cero.

En lugar de reducir la obesa burocracia, el Gobierno prefirió reducir la inversión, que es lo que beneficia a los ecuatorianos que no gozan de un sueldo público. El gasto de inversión fue de 5,1% del PIB en el primer semestre, drástica caída de 2,2 puntos frente a lo que fue en el mismo periodo de 2018. Entre lo que se cortó fue el presupuesto de inversión en petróleo, con lo que la producción caerá 57 mil barriles diarios este año. A lo mejor ni siquiera se podrá cumplir con entregarle a China el crudo que pide.

Van a seguir habiendo problemas como este con China, o angustias de cómo pagar, hasta que el Gobierno se decida a cortar toda la grasa del Presupuesto del Estado y de empresas públicas, y que igual hagan el IESS y los gobiernos locales. Tampoco es el momento, como hace el Municipio de Guayaquil, de entusiasmarse creando empresas municipales.

Hay candidatos presidenciales que están prometiendo gastar más. O son cínicos, o se disponen a reventar al país y acabar con la dolarización. El país necesita un gobierno enérgico que recorte el gasto innecesario, que rescate la propiedad estatal de los recursos del subsuelo. El petróleo y las minas pertenecen al Estado y su explotación es para el beneficio de los 17 millones de ecuatorianos. (O)