Los ‘ideólogos de género’ hacen ver que quienes defendemos la vida, la familia, y el derecho incuestionable de los padres a educar a los hijos, somos “fanáticos religiosos”. Nos califican de sectarios e intolerantes. En su bien planificada estrategia tratan de centrar la discusión en la religión, cuando ciertamente no lo es. Es un tema científico en ciertos aspectos; moral en otros, y la moral no está atada indisolublemente a ninguna religión; de ética y conciencia, cosa que tampoco está atada a ninguna religión; y de alcances políticos y sociales que no es la esencia de ninguna religión.

Hace 50 años se veía el fin del mundo por el crecimiento poblacional. La obsesión era pararlo. Hoy nos aterra una humanidad que envejece, y que comenzará a contraerse en escasos 25 años, y que impondrá sobre la juventud futura un costo insospechado para mantener a los ancianos.

Los mismos países que rabiosamente impulsaron estas políticas y las promovieron hacia los menos desarrollados, hoy dan subsidios para que la gente tenga hijos y facilidades para que los descendientes de quienes emigraron desde ellos puedan sacar pasaporte de la madre patria, para así esperar que algún día esa población joven regrese. ¿Eran fanáticos religiosos quienes hace 50 años defendían el valor de los hijos y la vida?

Plan Parenthood ha sido con pruebas evidentes denunciada por la venta de órganos y fetos, producto de su multimillonario negocio del aborto. ¿Tiene esto algo que ver con valores religiosos? En el estado de Nueva York se legalizó el aborto hasta el instante antes del parto. ¿Cuestionar esto tiene que ver con valores religiosos?

El límite al cual llegan es inaudito. En San Diego, California, un grupo de mujeres católicas seglares llamadas “hijas del inmaculado corazón” realiza una labor maravillosa: rescatar de las redes de tráfico y esclavitud sexual a mujeres secuestradas por unas mafias infernales que les retienen pasaportes, las hacen adictas a las drogas y trafican con sus vidas. Algo intolerable y repugnante.

Decidieron ampliar su misión, a niñas entre 12 y 17 años. Cuentan con psicólogos, psiquiatras y especialistas para esta noble tarea. Obtienen un local y piden el permiso a la autoridad para abrir. ¿Qué condiciones (chantaje) les pone para dar la licencia el estado de California?: 1.- Que reconozcan la sexualidad LGTBI. 2.- Que se comprometan a ofrecer inyecciones de hormonas a las chicas que manifiesten querer cambiar de sexo. 3.- Que ofrezcan el aborto a las muchachas que lo deseen.

La historia completa está en el siguiente muy serio website: https://www.aciprensa.com/podcast/archivo.php?mes=8&ano=2020&pod_id=4. Favor ir a comentario agosto 11, “Fascismo de género”.

California no comenzó así, sino con cosas similares al Código de Salud, que abren la puerta y después viene la avalancha. ¿Hay más sectarismo que lo sucedido en California?

Tenía 8 años en la Asamblea, ¿por qué hoy? ¿Incorporó las lecciones de la pandemia? Dije en mi artículo anterior “aprobado entre gallos y medianoche”, por la mala fe del momento. Para quienes no creen en la conciencia, les digo que esta jamás desaparecerá. (O)