“¡Les encanta que les mientan!”. Con esta expresión me reprendía mi superior médico, tras analizar mi producción de atención en consulta externa de la morbilidad gastrointestinal infantil, durante la rotación del internado en un subcentro de salud marginal de la ciudad de Machala.
Hasta ese entonces yo era novel en la práctica sanitaria y más aún en las argucias administrativas de envío de informes, matrices y similares.
Resultaba que en los reportes mensuales de cada unidad primaria debía proyectarse una meta mínima de atenciones sobre las cuales se calculaba, mediante la regla de tres, el grado del cumplimiento de las consultas médicas para una morbilidad en particular. Es decir, que la categoría de excelente se daba cuando el número proyectado difería mínimamente del reportado.
Con obvio reparo y con temor, claro está, expresé mi desconcierto sobre la manipulación explícita de la información, recibiendo de respuesta que la presentación cuantitativa del informe continuaba un camino vertical hacia la planta central y que en todos los niveles se camuflaban o se ‘maquillaban’ los datos, con la finalidad de satisfacer las demandas administrativas en proyecciones de la atención sanitaria.
Desde ese entonces cada vez que me entero de los ‘logros en la salud’ de cada gobierno de turno me acuerdo que “¡les encanta que les mientan!”. (O)
Diego Vicente Pauta Suárez, médico familiar, Balsas, El Oro