Esperanza, un tiburón ballena de una especie en peligro de extinción, dejó de transmitir datos mientras se desplazaba entre la zona económica exclusiva (ZEE) y la reserva marina de Galápagos (RMG), espacio que corresponde a aguas internacionales y donde se ha instalado la flota pesquera de 260 barcos chinos.

Para la protección de casos como el de Esperanza, fue desarrollándose en el Derecho Internacional el Derecho al Mar, principalmente a partir del Tratado de Ginebra de 1956, que a su vez derivó en cuatro convenciones, una de ellas la de Pesca y Conservación de los Recursos Vivos de Alta Mar (1966).

En 1970, en la Resolución 2749, las Naciones Unidas declararon que la zona de los fondos marinos y oceánicos y su subsuelo fuera de los límites de la jurisdicción nacional, así como sus recursos, son patrimonio común de la humanidad, cuya exploración y explotación se realizarán en beneficio de todos, teniendo como un principio rector el proteger y conservar los recursos naturales de la zona.

Teniendo como base la resolución de 1970, luego de nueve años de negociaciones se aprobó en 1982 uno de los tratados multilaterales más importante e histórico de las Naciones Unidas, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar), donde en un amplio documento se regulan temas de derecho del mar; límites de zonas marítimas; zona económica exclusiva; plataforma continental y alta mar; y por supuesto la conservación y gestión de los recursos marinos vivos; protección y preservación del medio marino. Este tratado ha sido ratificado por más de 168 países más el bloque de la Unión Europa, y también por China, tanto así que la ha usado en su argumentación jurídica en el arbitraje sobre el Mar del Sur de China, caso contencioso iniciado por la República de Filipinas.

En esta convención se crean también dos organismos con jurisdicción: la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, para organizar y controlar las actividades de exploración y explotación, y el Tribunal Internacional del Derecho del Mar, con el objetivo de resolver controversias y opiniones consultivas. Hay también otros organismos vinculados al tema como la FAO (Food and Agriculture Organization), sin contar además que el Ecuador es miembro de las organizaciones regionales de ordenación pesquera (OROP) para el manejo de ciertas especies, como la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) y la Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur (SPRFMO).

El silencio de Esperanza nos conmueve el alma. Nos dicen que nada se puede hacer mientras esos barcos estén en aguas internacionales. Pero eso es falso. Mucho se puede hacer en lo legal para interponer todas las acciones por sobreexplotación ante los organismos ya existentes, así como en lo diplomático para presionar en la negociación de un nuevo tratado multilateral (como el que se está negociando de biodiversidad marina) para que se proteja de manera inmediata la reserva marina de Galápagos. Esta debe ser la prioridad en la agenda diplomática del próximo Gobierno, ya que el actual se dedicó a temas diplomáticos ‘más importantes’, como la situación del señor Assange. (O)