En tiempos en los que vemos que en negocios estatales donde se toca sale pus, donde estamos preocupados de las noticias de la corrupción, donde los problemas de la subsistencia básica se han olvidado por una vida poco productiva de descanso obligatorio y vagancia endémica, nosotros, los involucrados en el negocio bananero, enfrentamos una realidad que se veía venir, aunque menos fuerte que la que estamos viviendo.
En los últimos cinco años, los productores bananeros denominados de venta spot, sin contrato y sin sustento legal, tuvieron ingresos muy superiores a los que contrataron legalmente creyendo que eso iba a durar siempre. Los que tenemos algunos años en el tema sabíamos que tarde o temprano cambiaría, pero como en todo nuestro país viven al riesgo, se adquirieron propiedades a precios estratosféricos, otorgaron dudosos permisos de siembra, la banca aceptó sobreavalúos como garantía, el mercado financiero creyó que invertir en bananeras era negocio de grandes y fáciles utilidades; y productores y público sembraron sin permiso.
En estos momentos que nos hemos olvidado de la raza 4, enfrentamos precios y demanda deprimida a tal punto que los precios internacionales han llegado a niveles históricos hacia abajo y el mercado no quiere la fruta, con la consecuente falta y atrasos en los pagos del importador y su reflejo en el pago de la fruta al productor. Aunque la pandemia de COVID-19 ha afectado a la cadena de distribución complicando seriamente el flujo del producto, la producción de la fruta nacional no se ha detenido, en el primer semestre las exportaciones han aumentado un 10 % aproximadamente. El problema grave es que los precios de venta están muy por abajo del precio oficial, con baja en los ingresos reales de las divisas no reflejadas en las estadísticas formales. Voces de la viveza reclaman que se haga respetar el precio oficial; ¿no serán estos los cuperos, los promotores del spot, los sembradores sin permiso, los que alimentan a los compradores ‘buitres’ internacionales que aprovechan los precios bajos para comprar la fruta a vista de las autoridades de control? (O)
Cecilio Jalil Morante, ingeniero agrónomo, Guayaquil