¡Por Dios! No, mis queridos compatriotas, el saqueo no parará mientras el caos institucionalizado en Montecristi se halle en plena vigencia y apogeo, sustentado por regímenes que en tan poco tiempo han consolidado una escuela de cinismo e impunidad, que pone en riesgo la supervivencia de los principios fundamentales de la nación.
Mientras el statu quo correísta se mantenga apadrinado por una clase política holgazana y estéril, de profundas y graves confusiones ideológicas como de perversos intereses corruptos, no encontraremos la salida del círculo vicioso de inequidad, deshonestidad y farsa, que nos agobia. Cada día se suman nuevos y audaces saqueos, y la voracidad insaciable de los corruptos crece ante la impotencia ciudadana; ya se habla de la desaparición de 20 000 millones de dólares de las reservas del Biess, y ningún órgano de control se pronuncia ante este probable saqueo; las mineras ‘legales’ se llevan en bruto miles de toneladas de nuestros metales preciosos para procesar fuera del país, y desconocemos las cantidades reales de metal producido; centenas de toneladas de aletas de tiburón son capturadas en el exterior provenientes de nuestro mar patrimonial, lo que demuestra que nuestra riqueza ictiológica está siendo saqueada con visto bueno de alguien; la telefonía móvil obtiene miles de millones de utilidades, saqueando nuestros derechos soberanos, a base de contratos celebrados a puerta cerrada que estarían a punto de renovarse en las mismas condiciones depredadoras, por lo que debemos estar muy atentos; el diésel ecuatoriano alimenta a grandes pesqueras saqueadoras de nuestra riqueza ictiológica y nadie dice nada; se halla en marcha la llamada privatización de la ‘administración’ de las empresas nacionales, que no es otra cosa que el saqueo de los servicios nacionales a cambio de míseras regalías. No se privatiza la empresa sino su administración, se privatiza el negocio que es peor. La salud es saqueada por quienes saben demasiado y venden su silencio a cambio de jugosos contratos con sobreprecios. ¿No sería mejor en lugar de entregar porciones de poder a cambio de una honorabilidad ficticia, dar un paso al costado y salvaguardar la integridad sanitaria del pueblo? (O)
Mauro Leonidas Terán Cevallos, doctor en Jurisprudencia, Quito