Los gobernantes de una nación, provincia, ciudad, recinto, deberían ser personas que tengan principios y valores, impartir justicia con sabiduría, garantizar el cumplimiento de la ley, pero sobre todo ser personas justas, éticas, honradas, imparciales, razonables, serenas, que no perjudiquen a nadie, juiciosas, beneficien a los desprotegidos, den de comer al hambriento, vistan al desnudo, visiten a los presos a los enfermos, ser respetuosos, etc.
El sistema debería enseñar todo esto, ¿pero quiénes están formando, o sea quiénes dan ejemplo en las mentes, la moral y el comportamiento de nuestros niños y jóvenes?, ¿acaso no están siendo formados por ejemplos de los políticos?, ¿por ‘dibujitos animados’, películas, videos, ‘juegos’ cibernéticos, eso es lo que les dan a los muchachos para que no lloren y se entretengan?, ahí aprenden, se preparan para ser malcriados, agresivos, aburridos, gritones, sin valores cristianos.
¡Ya basta de contaminación, vicios, corrupción!
La mayoría de naciones hacen exactamente lo contrario de lo que estipula la ley divina, he ahí los resultados. La gente se ha dedicado a confiar en sus propias fuerzas, en sus empresas, sus negocios, sus empleos, en su vana inteligencia..., lo que no saben es que “si Dios no edifica la casa, en vano trabajan los que la construyen”.
La respuesta la encontramos en el libro profético de la santa Biblia, la cual dice “mi pueblo perece por falta de conocimiento”, en la palabra de Dios.
Ya lo indica Proverbios 29:2, “Cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra, pero cuando los perversos gobiernan el pueblo gime”.
Es apremiante la necesidad de tener líderes temerosos de Dios, que sean justos con la sabiduría divina. Los ecuatorianos tenemos la obligación moral y ética de escoger hombres y mujeres cristianos.
Ya quisiéramos en el Ecuador tener autoridades, gobernantes cristianos a todo nivel, personal, profesional, político, etc. Está en nuestras manos entonces escoger el bien o el mal para que nos gobierne.
“Por tanto, os digo que todo lo que pidiéreis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:24). (O)
Isabel Vinueza García, Guayaquil