Cuando la mirada se detiene en los más necesitados y en la gravedad de las decisiones de los gobernantes, crece la conciencia social hacia los más necesitados.

Hablar de globalización de la indiferencia no es un eslogan ni una consigna. Se trata de un imperativo de conciencia que debe llevarnos a examinar el alcance de nuestras responsabilidades personales y comunitarias.

Esa es la esperanza de la que habla el papa Francisco en nombre de la Iglesia católica, aun cuando los datos de la realidad que vivimos no inviten a eso que solemos llamar optimismo. (O)

Jesús Martínez Madrid,

Girona, España