Nuestro invitado

Treinta y un días después de que nuestro país presente el caso 0 de COVID-19 y luego de superar el millar de casos positivos, el destino de la nación y del sistema de salud ecuatoriano está en manos de dos conglomerados, siendo el primero los más de 16 millones de ecuatorianos, y el segundo de menor cuantía numérica, la comunidad científica mundial. Sobre el primer conglomerado actúan los poderes del Estado, los mismos que han tomado acciones como el teletrabajo, el toque de queda, las disposiciones municipales de ordenamiento de mercados y de movilización.

Además, también está la conciencia colectiva que bajo el lema #quedateencasa, busca evitar los focos de contagios masivos. El segundo conglomerado, casi nulo en los países en vías de desarrollo, es el que hará posible encontrar la solución definitiva al problema, mediante las vacunas y curas que pongan punto final a la pandemia. No obstante, dispersos de esta gran comunidad científica internacional, existen grupos más pequeños a nivel del país, los mismos que aportan datos relevantes al manejo de la pandemia, pero que no son apoyados por el Estado, en parte porque no existen autoridades a nivel local que canalicen de manera acertada estos esfuerzos. Por ejemplo, varias predicciones estadísticas con base en aproximaciones de curvas exponenciales o logarítmicas se han realizado, y muchas de ellas han predicho de mejor forma que los datos oficiales, los casos de contagio.

De la misma manera, con base en diseños internacionales, de países como España, Colombia e Inglaterra, varios grupos de universidades locales, como la Espol, la PUCE, la ESPE y otras, tratan de blindar el servicio de UCI de todos los hospitales mediante la creación de ventiladores para respiración artificial. Es claro que el síndrome de insuficiencia aguda afectará a los pulmones de los pacientes, y estos deberán ser conectados a este instrumento médico. Italia y España deben decidir quién vive y quién muere, mientras que en el Ecuador aún podemos salvar a muchas personas antes de tener que tomar este tipo de decisiones. Desde la semana pasada, con la ayuda de profesionales graduados de la ESPE, Espol y otras universidades del país, hemos creado la comunidad Ecuador Unidos por la Vida, en donde compartimos datos, planos, hojas de ruta y diseños para la creación de un ventilador para respiración artificial. Además, en Esmeraldas hemos empezado el prototipo de uno de ellos, con recursos propios y con esfuerzo local. La idea de la comunidad es replicarlo a nivel nacional bajo los estándares necesarios para su uso médico, pues los diseños han sido ya probados inclusive a nivel internacional.

Aprovecho este espacio para hacer un llamado público a todas las autoridades del país, para que juntos aunemos esfuerzos para no congestionar el sistema de salud. Hoy, como vocero de la comunidad Ecuador Unidos por la Vida, y representando a distintas personas de Pichincha, Guayas, Esmeraldas, Carchi y Orellana, pido el apoyo de la Vicepresidencia, de la Presidencia y del Ministerio de Energía y Recursos Naturales no Renovables para poder implementar de manera pronta estos instrumentos que le evitarán al médico decidir quién vive o muere de nuestros hermanos. (O)

* Docente investigador