Seguramente los noveles bananeros y los inversionistas oportunistas de los últimos años deben estar preocupados por lo que está pasando las últimas semanas en el negocio bananero. Deberían estar muy preocupados porque por el comportamiento de este año la comercialización de la fruta va a ser muy complicada y los que firmaron contratos al parecer van a ser los únicos sin sobresaltos económicos.

En los últimos cuatro años los beneficiarios de la especulación pensaban que esto iba a durar toda la vida. Los que estamos en el negocio hace algún tiempo nos acordamos que no era así, antes el productor se aseguraba con un contrato para poder vivir tranquilo y dedicarse a producir.

En estos últimos tiempos algunos productores y algunos especuladores se dedicaron a disfrutar de la escasez de la fruta local y de la escasez en otros países, y se aprovecharon de esta oportunidad momentánea para venderla hasta tres veces el precio oficial. Ojalá hayan ahorrado toda esta bonanza porque se vienen tiempos normales; difíciles para los ‘vivos’ del negocio.

El banano es una fruta que tiene alto consumo en época de frío por su nivel energético y porque es permanente, no estacional como la fruta que se produce en el hemisferio norte. Este año el clima en el norte ha estado especial, días de calor en medio de un frío no tan intenso, a esto se le suma el problema del transporte del producto, de contenedores represados en el Lejano y Medio Oriente debido a las cuarentenas sanitarias; el levantamiento de la productividad y las siembras nuevas han producido una sobreoferta de la fruta que el mercado no la puede absorber como consecuencia el desplome de los precios. Algo curioso que solo sucede en nuestro país es que con todos los controles que ejerce la autoridad, muchos exportadores pasan de vender al exterior un volumen y a la semana siguiente venden el doble, el triple o la mitad o la tercera parte; mágicamente por esta razón nosotros estamos considerados como la bodega de banano del mundo, cualquier importador viene al Ecuador y compra al precio que quiere y cuando quiere. Se acabó la bonanza del ‘casino’ bananero, regresamos a la formalidad, aunque sea a la fuerza.(O)

Cecilio Jalil Morante,

ingeniero agrónomo, Guayaquil