Escuché por la radio a un representante del gremio ganadero que hablaba sobre los problemas de la ganadería de las islas Galápagos y me asombró, ya que sabemos el alto grado de contaminación ambiental que ocasiona la ganadería en el ecosistema, y aún más considerando que Galápagos es un santuario marino de los pocos que quedan alrededor del mundo.

Este santuario contiene especies únicas en la fauna del mundo que están en vías de extinción por el cambio climático global que se siente ya en el archipiélago, pues los calores en el agua y en el ambiente son superiores a lo normal, que hacen que hasta los corales se derritan. ¿Cómo es posible que se permitan especies invasoras en un patrimonio de la humanidad? Ya tenemos el ejemplo de lo que la ganadería ha hecho en la selva amazónica brasileña, la deforestación, la desaparición de la fauna natural y la contaminación del ambiente. ¿Es esto lo que queremos lograr en Galápagos? Se considera que las cabras son una especie invasora y muchos las exterminan, en lugar de ser enviadas a su hábitat natural que es la Costa ecuatoriana. Lo mismo debería suceder con el ganado vacuno; el gas metano y el dióxido de carbono que producen los gases y eructos del ganado son altamente contaminantes y equivalen a una autopista con cientos de carros recorriendo todas las islas del archipiélago emitiendo estos gases, contaminando fauna y flora. La población de Galápagos ronda los 30 000 habitantes, el número de turistas aumenta cada día y a todo esto sumamos el ganado. El ganadero alimenta al ganado en abundancia de pasto, melaza, agua, para engordarlo y cada vez que este ganado eructa y expulsa gases, contamina el ambiente. Para producir un solo kilo de carne se necesita 16 m² de pasto que alimente a una vaca, y una cantidad mayor de agua de la que consumen los seres humanos. Junto con ello viene la destrucción de campos agrícolas, estos se quedan sin agua suficiente para sobrevivir y producir legumbres y frutas. ¿Qué hace nuestro Ministerio del Ambiente? ¿Qué le espera al santuario marino, sin que nadie se pronuncie?(O)

Aura C. Álava García,

jubilada, Samborondón