Como estaba previsto, entró en vigencia la convención internacional para prohibir el combustible contaminante en el transporte naviero internacional. La cumplen los buques de bandera de las naciones firmantes. Esto significa que los buques dejan de usar fuel oil con alto contenido de azufre (acrónimo: HSFO). En su lugar deben usar fuel oil de muy bajo azufre (VLSFO) o diésel marino. La oferta de VLSFO es muy limitada, por lo que en la práctica, al fuel oil se lo sustituye con diésel.

El resultado al menos en el corto plazo es que el diésel marino y el VLSFO han subido de precio, y el HSFO ha caído drásticamente. Explica Bimco, un gremio naviero:

“Trasladando a términos navieros la diferencia de precio entre VLSFO y HSFO, un buque que quema 20 toneladas métricas de combustible diarios duplica su costo diario de combustible de $7400 a $14 200 al pasar de HSFO a VLSFO”.

Eso ya lo saben nuestros importadores y lo sienten en el bolsillo. Encarece el costo de productos extranjeros y de los nacionales que dependen de insumos importados.

Si los importadores tienen dolor de cabeza, Petroecuador sufre una migraña insoportable.

Nuestro crudo tiene alto contenido de azufre. Desde que se montó la refinería de Esmeraldas en los años setenta se planteó que debía instalarse una unidad que extraiga el azufre, por razones comerciales (mejor precio de exportación del crudo), pero de manera más importante, ambientales: menor contaminación atmosférica, pues ese azufre sale del escape de los automóviles.

A medida que fue disminuyendo el petróleo de los campos desarrollados por Texaco (crudo Oriente) y se incorporó el petróleo producido por las compañías que vinieron después (crudo Napo), la mezcla de petróleo que entró a Esmeraldas se tornó más viscosa y pesada, lo que la refinería no procesa tan eficientemente. La producción de gasolina y diésel se redujo y creció la de fuel oil con azufre. El HSFO es un tercio de la producción anual de combustibles.

Cuando se contrató la repotenciación de la refinería, que costó USD 2300 millones, ya se sabía que el HSFO iba a perder mercado. Sin embargo, no se planteó ni adecuar Esmeraldas para que produzca menos fuel oil y más combustibles de los que somos deficitarios: gasolina y diésel, ni tampoco dotarla de una unidad para quitar el azufre al petróleo. Aún no sabemos en qué se fue la plata.

El precio del crudo a fines del primer semestre de 2019 y a fines del año fue casi el mismo. Pero en el mismo periodo, el precio del HSFO cayó en USD 14 el barril a $42 (Costa del Golfo).

El resultado es que hoy, en puertos ecuatorianos, los buques mercantes cargan diésel marino, importado, a USD 661 por tonelada y rechazan el HSFO nacional que cuesta menos de la mitad.

¿Qué hace Petroecuador con el HSFO que ya no vende a las naves? Su otro cliente son centrales termoeléctricas centroamericanas. ¿Pero podrá colocarles todo? ¿Y a qué precio?

Total, Petroecuador produce gasolina y diésel que no cumple con las normas técnicas nacionales, y en cantidad insuficiente; poco gas, y grandes cantidades de HSFO, que nadie quiere.

Menudo problema. (O)