Hace pocos días puse dentro de un muñeco de cartón todas las cosas que me dolieron y lo lancé a una llama gigante de fuego. De esta forma, me desprendí de frases que generaron heridas, abandoné la rabia que sentí algunas veces, solté la culpa por los errores que cometí con la esperanza de que alguna vez me disculpen aquellos a quienes lastimé, perdoné y me perdoné. El calor que emanaba ese incendio controlado secó todas las lágrimas que derramé y sentí paz. Mientras el fuego crecía, llegaron otras personas y luego de unos minutos éramos un grupo grande alrededor de este rito en el que se quema lo pasado para limpiar el camino hacia el futuro, noté que todos sonreíamos esperanzados.

Pienso que enero es el mes en que abundan propósitos y preguntas, pero siento que la música de alguna misteriosa manera siempre trae respuestas. Mientras escribía esta columna empezó a sonar Walk On, una de mis canciones favoritas de U2, y me quedé reflexionando en esta parte: “And if the darkness is to keep us apart. And if the daylight feels like it's a long way off… be strong…”. Ser fuerte es fundamental para poder seguir, sin importar las circunstancias. Por tanto, creo que empezar siempre será bueno. Debemos cuidar que la incertidumbre frente a lo desconocido no nos detenga, y evitemos el error de solo imaginar escenarios en los que podríamos fracasar. Deseo confiar en que estamos en nuestro mejor momento, así que es necesario ser valientes y caminar sin mirar atrás.

En consecuencia, no vale la pena atarnos al pasado. Recordemos que nada sucede dos veces de la misma forma, entonces, es indispensable practicar el desapego, dejar de mirar el retrovisor esperando que algo cambie, cuando somos nosotros quienes debemos cambiar. Tengamos claro que lo que no se dio en su momento, no se dará ahora, y con el tiempo comprenderemos el porqué, pero manejemos la certeza de que siempre será para nuestro beneficio; así que es imperativo evocar que somos amos de nuestro destino, que la vida está constantemente hablándonos y consideremos que el silencio también es una respuesta. Por lo pronto, ha llegado el momento de respirar y abandonar viejos temores, para poder trazar nuevas rutas, arriesgarnos y esforzarnos por ser felices.

Durante muchos años creí que hacer planes a futuro era una acción arrogante por el hecho de sentirnos dueños del tiempo, pero ahora estoy convencida de que es un acto de valentía que nos llena de ilusión y se convierte en nuestra motivación para trabajar duro y esforzarnos por cumplirlos. Nadie es dueño de los minutos que nos restan, pero es necesario tener esperanza, confiar con vehemencia en que todo saldrá bien y volver a soñar.

Finalmente, espero que recuerden que las casualidades no existen y que es necesario estar atentos a las señales que la vida nos regala, así que hoy más que nunca comparto las palabras de Agatha Christie: “Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único”.

(O)