En estas fechas, el uso de elementos pirotécnicos ruidosos que pueden ser divertidos para algunos, para otros pueden ser algo molesto, causándoles incomodidad e incluso problemas nerviosos.

Los petardos y fuegos artificiales si bien son empleados con ánimo celebratorio en ocasiones especiales, como la llegada de un nuevo año, también representan peligro; uno de ellos es el aturdimiento que causan a las personas de oído sensible, como niños y adultos mayores, por el alto nivel de decibeles alcanzado en las detonaciones.

La quema simultánea de los monigotes con camaretas y otros explosivos potentes afectan también a las mascotas, y a estas de manera amplificada porque tienen un sentido del oído mucho más desarrollado que los humanos.

Las mascotas son seres vivos, sensibles, que dependen de quienes las han adoptado. Afortunadamente, cada vez más nuestra sociedad lo va comprendiendo y aceptando, y eso se traduce en prodigarles afecto y protección.

Celebremos en esta ocasión con la precaución de no causar mayor incomodidad a quienes se ven afectados por el ruido. ¡Felices fiestas! (O)