¡Hasta cuándo ninguna autoridad nos ayuda! Construyan rompevelocidades y puente peatonal bien iluminado, instalen semáforos en la peligrosísima carretera del kilómetro 12 y medio de la vía Samborondón-Salitre-Daule, al pie de la urbanización Bonaterra.

Los moradores arriesgan la vida para cruzar la carretera del terror, que ya no es de dos vías sino más mortal, dado que no se les ocurrió otra cosa que aumentar la desgracia de convertirla en cuatro vías (dos de ida y dos de regreso). No hay dónde pararse a descansar en la vía, sino que hay que correr rápido para cruzar, llevando en brazos a los niños o jalando a los abuelos para que nadie resulte atropellado. No hay una sola autoridad que proteja a las personas, haga algo y evite los accidentes. No les importa porque las autoridades andan en carros lujosos y con choferes, nunca viven en una carretera peligrosa ni tampoco la cruzarán. ¡Hasta cuándo no escuchan los ruegos del pueblo!(O)

Carmela Jarrín de Jarrín,

Guayaquil