Como observamos, el Gobierno y otras entidades públicas no disminuyen en forma considerable y eficaz la cantidad de empleados y funcionarios estatales. Motivos porque no lo hacen, sobran; no tienen voluntad política, o es miedo a una reacción, etcétera. 

Por supuesto que no quedarán en la desocupación. Funcionarios públicos que perciben megasueldos, que ganan miles de dólares cada mes, se supone que tienen un coeficiente intelectual elevado y me imagino que son buenos colaboradores en su actividad. Con estas cualidades estos funcionarios y empleados públicos pueden renunciar por el bien del Ecuador, y emprender una actividad privada o colaborar eficazmente en empresas particulares. Tantos miles de empleados públicos, realmente sí son un peso para el país. Gastar más de la tercera parte del presupuesto anual del Estado es simplemente inadmisible, o si no continuará endeudándose con dinero ajeno para cumplir con los pagos mensuales. Deuda estatal, esa sí que pagaremos todos.(O)

Giovanni Rosania di Domenico,

Quito