De esa manera podemos calificar la situación angustiosa de Zaruma, que ve disminuidas las oportunidades de superar la destrucción a la que ha sido sometida por la codicia de empresarios y personas dedicadas a la explotación de oro en el subsuelo de la ciudad. 

No creemos que en la historia reciente de la humanidad exista un pueblo al cual por cerca de cuarenta años lo hayan martirizado diariamente sin piedad, haciendo estallar las entrañas de su suelo mediante explosiones y dinamitazos, que debilitaron su estructura y provocaron la aparición de un socavón en octubre del 2016 que se “tragó” una escuela emblemática de la ciudad y afectó a varias viviendas aledañas. Se declaró el estado de excepción para la ciudad en septiembre del 2017 con el fin de preservarla. Se rellenó el tremendo hoyo, que no hace sino unos pocos días volvió a profundizarse, producto de la sinrazón de las personas que siguen agujereando la tierra. 

En febrero del 2018 se realizó una consulta popular que incluyó una pregunta en la que el pueblo ecuatoriano se pronunció afirmativamente, 68,62%, por la no extracción de oro y otros minerales de las zonas urbanas de las ciudades, como es el caso de Zaruma. Hasta el momento no se ha aplicado lo resuelto y se sigue, por parte de concesionarios y los llamados “sableros” o mineros ilegales, en la despreciable tarea de seguir destruyendo la ciudad. Y otro socavón apareció hace un mes y volvió a colapsar hace apenas unos días. La ciudad se está hundiendo: Y el Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables acude presuroso a colaborar con el desmoronamiento de nuestro pueblo al emitir un Acuerdo Ministerial de delimitación de la Zona de Exclusión para el otorgamiento de concesiones de exploración, explotación, permiso de minería artesanal, autorizaciones para el funcionamiento de plantas de beneficio, fundición y refinación dentro del casco urbano de Zaruma, en contraposición con la consulta popular antes mencionada, lo cual resulta inconstitucional. El lobby minero les funcionó y seguramente no fue gratuito. 

Inaudito, escandaloso, inconcebible. El Estado condenando a la destrucción a Zaruma y auspiciando que los empresarios mineros acaben con ella. Paradójicamente el único hospital que tenemos continúa cerrado desde hace 23 meses. El MSP no ha podido hasta la fecha asignar 300.000 dólares para su readecuación. 

Zaruma se reserva el derecho de condenar, ante los organismos internacionales, la injusticia y la sinrazón de este acto genocida que se va a cometer al provocar la extinción de una ciudad y sus habitantes, ciudad que es patrimonio del Ecuador, la cual se  debe preservar y conservar. (O)

Ángel Arturo González Espinoza,

Zaruma, El Oro