Hay una delgada línea entre el activismo y el terrorismo. En nombre del ambiente y en nombre de la vida muchos ‘protestan’ criminalizando actividades que han ido creciendo conforme la evolución humana. Dicen: fuera la minería, fuera las petroleras, cierren las hidroeléctricas... según sus discursos, porque acaban con el ambiente, convocando a las marchas a través de celulares compuestos en un 20% de cobre y 20% de aluminio más oro; movilizándose por todo el país en vehículos a diésel derivado del petróleo y haciendo uso –abuso– de la electricidad generada en las hidroeléctricas del país.

Son imperdonable las agresiones a cinco policías en Bolívar el 19 de septiembre que, con la excusa de impedir las actividades de la empresa Yankuang, estos forajidos mal llamados defensores quemaron un contenedor y utilizaron bombas molotov; esto es algo planeado con saña, con maldad para atentar contra la vida pretendiendo infundir pánico y desestabilizar.

La parte triste es que muchos de los que son llevados a las marchas agresivas con engaños son los primeros en cobrar el bono de desarrollo, que es pagado con dinero de todos, que gran parte viene de estas estigmatizadas actividades productivas; ojalá esos politicoambientalistas hicieran la misma fuerza para ir a apagar los incendios que han devastado la naturaleza.

Otro politicoambientalista apoyado por periodistas quizá parcializados decía en un prestigioso medio que los 85 millones de regalías anticipadas del proyecto Mirador no son nada en comparación a las exportaciones de banano y camarón. Se le recuerda que ese valor irrisorio para usted es casi 3 veces el presupuesto de la provincia de Zamora, que en el 2018 fue de casi 31 millones, y que hoy gracias a la minería que tanto critican es la provincia que tiene un menor índice de pobreza.

Un sano consejo es que trabajen en la soberanía alimentaria que tanto defienden, ya que les demandará bastante esfuerzo, y que dejen la política a quienes lo hacen por vocación, dedicando el tiempo a sus competencias y a dignidad para la que fueron electos, no a paseos politiqueros por todo el país, ¿y las obras, y el trabajo, para cuando? (O)

Jahel Espinosa Meza, 

licenciada, Quito.