Ecuador se ha caracterizado por el esfuerzo permanente de destacados profesionales dedicados a la investigación agropecuaria estatal en una diversidad de productos, dando soluciones a limitaciones de productividad, otorgando resistencia a enfermedades y precisas recomendaciones de manejo de cultivos, pero que no trascendieron lo suficiente porque no se ejecutó la fase siguiente de transferencia tecnológica a los agricultores; siendo también penoso que la época gloriosa de realizaciones no tuvo la continuidad deseada por la escasa asignación presupuestaria al organismo encargado de proyectarla hacia la satisfacción de las necesidades del sector.

Por el lado privado, son pocos los hechos dignos de resaltarse, constituyendo sobresaliente excepción lo acontecido con la caña de azúcar, por el trabajo silencioso pero efectivo del Centro de Investigación en Caña de Azúcar (Cincae), financiado por los tres principales ingenios del país, que ha entregado materiales mejorados con mayor productividad y calidad azucarera y ha contribuido en la identificación de mecanismos apropiados, no contaminantes, para el control de plagas, sentidos objetivos alcanzados sin fines de lucro.

El referido núcleo de investigación ha sido conducido desde su fundación, hace 22 años, por el profesional agrónomo Dr. Raúl Castillo Torres, autor de diversos tomos y artículos técnicos publicados en revistas especializadas del medio azucarero, correspondiéndole organizar en Guayaquil dos talleres a los que asistieron genetistas, fitomejoradores, fitopatólogos y entomólogos de diferentes países, todos de reconocida fama y respetabilidad científica.

Ocurre que versados en distintos campos del cultivo y procesamiento de la caña han constituido la Sociedad Internacional de Técnicos Azucareros (ISSCT), que de manera periódica se convoca a congresos, siendo el último, trigésimo, el realizado del 2 al 6 de septiembre de este año en la ciudad argentina de Tucumán, con 1.500 participantes de alta calificación, que al final designaron un Consejo de 35 miembros que nominó a su vez un Comité Ejecutivo, designando de manera unánime a nuestro compatriota Raúl Castillo como su presidente, dignidad recaída por primera vez en un experto latinoamericano.

La prensa argentina destacó este hecho con grandes ribetes, relatando la ascensión al pináculo científico de un profesional que solo exhibió su alta calidad técnica, suficiente para que sus colegas, de los cinco continentes, de manera unánime y sin ningún lobby, eligieran como su líder al Dr. Raúl Castillo Torres, especialista biotecnológico, de brillante trayectoria en el ambiente científico, que otrora impulsara esa práctica en el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias, Iniap. En el aludido evento se debatió sobre el futuro de la cadena productiva azucarera, incorporándole nuevas y prometedoras alternativas biotecnológicas y utilización de subproductos, con un amplio horizonte aún desconocido en este cultivo bioenergético, óptimo para responder a las exigencias del empleo de energías limpias, que tendrán claridad a través de la investigación.

Dentro de las desalentadoras informaciones que han ensombrecido el acontecer rural de las últimas semanas por los peligros que acechan a nuestros emblemáticos productos, el conocimiento de esta honrosa nominación fortalece el buen nombre de Ecuador como respetada nación agrícola. (O)