Las últimas ventas de crudo mediante concursos públicos han sido publicitadas en los medios de comunicación como exitosos por el gobierno e incluso han permitido transparentar las cuantiosas pérdidas denunciadas por contratos directos con empresas estatales chinas efectuadas sin concursos ni estudios previos. Sin embargo, esta situación se repite. Ahora sucedió con la compañía rusa Rosneft. La negociación liderada por Mauricio Samaniego, gerente de Comercio Exterior de Petroecuador EP, le entrega dos cargamentos de crudo Oriente, bajo el membrete de empresa estatal (sin concurso) con un diferencial de USD 2,11 por barril. Acto seguido, Rosneft vende el producto a un diferencial de USD 2,98 a una petrolera privada, transacción que la pudo ejecutar directamente Petroecuador EP en un concurso público, pues se encontraba calificada para esa tarea; diferencia que significó más de USD 500.000 que debió negociar nuestra estatal en apenas 2 cargamentos de crudo.

Pero, una semana después de esta negociación, la estatal adjudicó a concurso de oferta de crudo liviano Oriente asignando ganadora a la multinacional Tesoro con un diferencial de USD 3,99 (información pública), es decir, USD 1,88 por c/barril mejor que el entregado a Rosneft, que superaría USD 1 millón. ¿Por qué no se colocó este crudo en este concurso de ofertas y se prefirió entregarlo directamente sin concurso? ¿Cuál fue el motivo de la urgencia?, le pregunté a Samaniego, que muy amablemente me atendió y confirmó esa transacción. Solo entendería este tipo de operaciones si existiese un beneficio mutuo, pero bajo ninguna circunstancia que una de las contratantes obtenga ganancias a costa de la otra, tal como sucedió con la rusa. Si se realiza esta transacción (directamente y sin concurso previo), se debe suponer que se trata de una emergencia plenamente justificada. Cuando inquirí al funcionario sobre el destino de ese crudo, me respondió que esa era una decisión de la contraparte. Entonces, ¿cuál fue la razón de esa venta? ¿Qué ganó Petroecuador EP? No es tema político, se me indicó. No es diplomático, porque la Cancillería ignora el tema. Solo me convencí de que el propósito era otro: negociarlo y la estatal rusa se lucró. La realidad es que estamos vendiendo (consciente o inconscientemente) a un intermediario disfrazado de estatal extranjero. Es decir, otra Petrochina a menor escala. La razón de la compra rusa nos quedó clara, salvo una explicación justa y certera.

Ojalá esas prácticas no se repitan o al menos se exija que si una compañía estatal extranjera adquiere de manera directa nuestro crudo, sea procesada en su propia refinería y no para lucrarse, situación que se vería inmersa en una posible violación a los reglamentos internos de Petroecuador EP. Recordemos que sobre los contratos de preventa a Petrochina la Contraloría observó que el destino del crudo vendido a ellos debían ser las refinerías de su propiedad. Cosa que no sucedió en ese caso ni el de Rosneft. Se espera que la CGE actúe de la misma manera.

Sería interesante que el Ministerio de Hidrocarburos y la estatal exhiban los estudios técnicos, económicos y jurídicos que sirvieron de base para esta negociación y justificar la decisión. Además, ¿por qué se escogió a esta empresa en particular entre cientos de estatales que operan en el mundo?

(O)