Donald Trump no ha demostrado ser el más cuerdo de los presidentes de Estados Unidos (aunque las cifras de la economía durante su administración han batido récords), pero luego de analizar el comportamiento de los candidatos al Partido Demócrata y los primeros debates, tal vez los estadounidenses deben optar por la “locura” republicana para rechazar la ignorancia demócrata.

Quizá porque vivo en un país donde se percibe a diario la resaca de lo que fue y seguramente será el despilfarro del siglo, una fiesta llamada “Socialismo del Siglo XXI”; porque vi a una economía que no llegó a degradarse en lo que hoy es Venezuela gracias al dólar; o tal vez porque nunca antes se sintió al sector privado tan amenazado directamente desde un ejecutivo acomplejado y una legislatura ideologizada, es que sorprende tanto escuchar a políticos de una potencia mundial gritar desde lo más profundo de su ignorancia: “Hasta la victoria siempre”.

Pronunciar esta frase (y este no es el artículo para describir su trasfondo histórico ni la tragedia y sufrimiento que representan tan atroces palabras para la cultura latinoamericana) en la tierra de los Padres Fundadores es, por lo menos, un insulto.

Durante los debates, cuando no estaban demasiado ocupados llamando racista al presidente o prometiendo al puro estilo populista dar miles de millones de dólares en estudios, en servicios gratuitos a los estadounidenses y extranjeros ilegales, los candidatos se quejaban de los demonios habituales: la NRA (National Riffle Association), los ricos y específicamente los hermanos Koch, las compañías farmacéuticas, etc. Además, se abordaron asuntos como la deuda estudiantil, impuestos a la riqueza, crisis climática y, en menor medida, la política exterior.

Seguramente el candidato más polémico y que incluso la izquierda moderada no apoya por su extremismo es Bernie Sanders. Dicen sus simpatizantes que Sanders es quien eleva “la conciencia de clase de los trabajadores” y, de hecho, el tema fue mencionado varias veces durante sus intervenciones.

Finalmente, los candidatos demócratas utilizaron las deportaciones de migrantes indocumentados en el gobierno de Barack Obama para atacar a quien fue su vicepresidente, Joe Biden, y favorito a quedarse con la candidatura para las elecciones presidenciales del 2020.

En la tierra cuyos Padres Fundadores se preocuparon de la extralimitación del gobierno en sus funciones específicas para que se circunscriba estrictamente a la protección de los derechos de los gobernados, parece broma escuchar a un Sanders hablar de la “lucha de clases” como un tema serio para ampliar derechos entre los ciudadanos y que se discuta en debates presidenciales en el siglo XXI. Los Padres Fundadores de Estados Unidos han dado importantes lecciones a América Latina en relación con el límite de poder y quizá América Latina, con la piel curtida de tanta extralimitación de este poder, hoy debe enviar una voz de alarma para que ese discurso no cale allá, como caló acá.

Está claro que Trump, para los Padres Fundadores, tampoco sería el candidato ideal por ver con malos ojos la inmigración a Estados Unidos, pero de los recientes debates demócratas el gran ganador podría ser Donald Trump. (O)