Tengo presente un recuerdo de un día que nuestros padres nos llevaron al Parque Histórico de Guayaquil, cuando todavía éramos niños.

Todos los que hemos visitado el parque vimos la casa del campo y algunos cultivos de la costa como el plátano, que es importante es nuestra gastronomía, y el cacao. Mi papá me dijo cuando mencionaron el cacao, “pruébalo, es el mejor del mundo”. El sabor profundo –al probar la pepa del cacao– fue impresionante; el sabor con el fino aroma de nuestra identidad quedó grabado en mi memoria. Hablar del cacao de Ecuador es como tomar chocolate. Es un privilegio que nuestro cacao sea un producto con una denominación “cacao arriba”, es algo importantísimo que eleva mucho la calidad y la excelencia. Hay tantas formas de consumir chocolate en bebidas, bombones, tortas, platos salados. Desde mi punto de vista, todavía hay mucho por explotar con nuestro chocolate. El chocolate está para todos los gustos y con pocas excusas para no consumirlo en cualquier momento. Todavía hay mucho por explotar con nuestro chocolate. Debemos sentir orgullo como ecuatorianos por la calidad de nuestro chocolate, nos debe llevar a conocer más, apoyar los nuevos emprendimientos, consumir las marcas nacionales, muchas de ellas reconocidas a nivel mundial que han dejado al Ecuador no solo como un gran país cacaotero, sino también chocolatero.(O)

Samantha María Jijón Gagliardo,

24 años, Guayaquil