Estamos emocionados, agradecidos porque tenemos hermanos ecuatorianos haciendo quedar bien el nombre de la patria, no lo manchan, lo ponen en alto, como hace el ciclista Richard Carapaz. Ellos son una clase de ciudadanos honrados, buenos, sirven al país por amor.

Por otro lado, están los malos ecuatorianos, como son estafadores, delincuentes, narcos...; y además muchos politiqueros corruptos que vemos cómo se han levantado los dineros del país, han destruido instituciones como fue el Instituto Nacional de Higiene Izquieta Pérez, en Guayaquil.

Muchos de aquellos corruptos de la política están descansando un momento en piezas elegantes de cárceles donde salen, entran y se van a clínicas a operarse las arrugas y ponerse pelos en sus cabezas calvas. Otros se han fugado riéndose de todo el país. Otros tienen ya perfil bajo y creen que nadie se acuerda de sus escándalos. Esa gente no la olvidamos, dan vergüenza. Nunca olvidamos sus nombres, aunque pasen años o mueran, serán recordados por sus actitudes funestas, malas, corruptas, indeseables.

Pero a los ecuatorianos honestos que hacen cosas positivas como Richard Carapaz, Jefferson Pérez, doctor Julio César Trujillo (falleció en mayo), doctora Isabel Robalino (de la Comisión Nacional Anticorrupción), etcétera, o los héroes anónimos como el taxista de Puyo Patricio Ojeda, quien devolvió 5.000 dólares a una pasajera que dejó en su taxi la plata por descuido; tienen nuestros respetos, les saludamos, agradecemos y les llevamos en el corazón.(O)

Andrés Miguel Coello P.,

Quito