Como nunca antes en la historia angustiante del empobrecido sector arrocero, hemos podido “apreciar” diferentes formas de protestas, exteriorizando un descontento con la política de comercialización de la gramínea, estas se han realizado en diferentes puntos de producción, encabezadas por dirigentes poco conocidos o desconocidos, por lo que no pudo minimizarse de presunciones políticas. Solo se han conseguido hasta ahora declaraciones y promesas que caen en el campo del desconocimiento y quemeimportismo atroz, rayando en el escarnio y la mofa por parte de las autoridades.

En próximas semanas empezará a salir la malograda cosecha inviernera y no sabemos ni hemos escuchado qué medidas y acciones se van a tomar para evitar el colapso de la cosecha pasada, que fue entregada en septiembre y octubre del 2018 y aún está impaga en la UNA (Unidad Nacional de Almacenamiento); y los pocos arroceros que obtuvieron crédito en la banca del Estado o privada siguen pagando intereses de la manera más injusta que se pueda imaginar, sin tener a quién reclamar ni dónde llorar ni patalear.

Es hora ya de tomar acciones positivas encaminadas a levantar al sector arrocero, productor del componente primordial y básico de la canasta de alimentación familiar. Para conseguir este objetivo debe impedirse el contrabando de arroz en las fronteras, al igual como si se tratara de estupefacientes porque tanto daño hace la droga a la humanidad como la pobreza letal al agro, que está a punto de sucumbir por la desidia de quienes pueden impedirlo. También es necesario estudiar los costos de producción que están por encima de los $ 160 por hectárea y se cosechan aproximadamente 50 sacos. Si es que hay la buena voluntad de impedir una tragedia peor de la que estamos pasando por la etapa invernal, es urgente realizar un consenso entre Gobierno y productores. Pero no que venga un representante del MAG –Ministerio de Agricultura y Ganadería– a una concentración a dar un discurso para hacerse aplaudir regalando kits o bonos, como ha sucedido hasta ahora. Debe hacer al igual como hace nuestro presidente Lenín Moreno con los políticos, un diálogo, con un pizarrón para sumar rubro por rubro, con la presencia de los técnicos del MAG y cinco o seis agricultores representativos de diferentes zonas arroceras. Esperamos que el Ministerio de Agricultura nos conceda una audiencia para el efecto, evitando más reacciones.(O)

Lautaro Arreaga Rivas,

agricultor; Daule, Guayas