En una singular actuación histriónica y rasgándose las vestiduras, como caracteriza al cinismo despótico esencial en el ADN del socialismo del siglo XXI (SSXXI) del cual la FaRC (familia revolución ciudadana) es su representante en el Ecuador, se ha gritado que el Ecuador ha atacado la grandeza y respetabilidad de la institución del asilo, al habérselo retirado a Assange.

No importan los 7 millones de dólares que le han costado al pueblo ecuatoriano el sostener a un individuo que decoraba con excremento las paredes de la embajada, territorio del Ecuador. No importa que los funcionarios hayan sido vejados, que jugaba fútbol en los corredores, que su gato causaba estragos, que hacía espionaje y acciones delictivas desde el territorio ecuatoriano, que es esa embajada.

Dos veces recibí asilo político de un país serio y respetable como Costa Rica, el cual entendió desde la primera vez, la aberrante persecución a la cual fui sometido en Ecuador. Conozco por lo tanto no solo en la teoría, sino en la práctica, cuál debe ser la conducta de un asilado. Tiene derechos, pero también tiene deberes. La FaRC ignora los segundos. El primer deber de un asilado es no meterse en los asuntos internos, ni del país que lo está persiguiendo, ni meterse en los asuntos internos del país que lo acoge con el asilo. En forma más general, no debe entrometerse en los asuntos internos de otros países.

Es evidente que la conducta de Assange violó a todas luces las reglas, los deberes que él tenía como asilado, además de los más elementales modales y normas del convivir humano.

A pesar de todo esto, hoy la FaRC incendia los medios y redes con una declaratoria de traidor, y muchos calificativos más, a quien supuestamente ha atentado contra la historia, contra el Ecuador, contra una sagrada institución, por haber retirado un asilo, acción que más bien refleja excesiva paciencia que cualquier otra cosa, pues se lo debió haber quitado al día siguiente de iniciado el nuevo Gobierno. Pero la FaRC, con el doble discurso típico del cinismo despótico que está en el ADN del SSXXI, del cual es la representante oficial en el Ecuador, se ha olvidado del barco Doria. Dicho barco, un velero tipo catamarán, fue capturado con 700 kilos de droga en aguas ecuatorianas, según el gobierno de entonces. El barco tenía bandera panameña. Según Panamá, fue capturado en aguas internacionales.

Panamá exigió la devolución del barco. El Ecuador se negó a hacerlo y condicionó la devolución del mismo a que se le retirara el asilo a Galo Lara, a quien Panamá le había dado la protección de esa “sagrada institución”.

Unos dicen que el barco tenía conexiones con altos funcionarios del Gobierno de Panamá, cosa jamás demostrada. Otros dicen, funcionarios de la DEA encubiertos, que la inteligencia cubana informó de esto a la FaRC, la cual hizo capturar el barco, sabiendo que los EE.UU. pondrían obviamente presión a Panamá para que solicitara el barco. El Gobierno de Panamá rechazó inicialmente el chantaje, y sostuvo que no se le retiraría el asilo a Galo Lara. Se dio un cruce duro de declaraciones, que alcanzó la cúspide cuando el jefe supremo de la FaRC calificó de insolente al canciller Fernando Núñez Fábrega.

Todo esto puede verse en el enlace https://www.prensa.com/tema/barco_doria/.

El barco fue devuelto, pero Panamá, por primera vez en su historia, retiró a alguien un asilo concedido. Era un ecuatoriano, que sí era perseguido político por haber denunciado la corrupción de la FaRC, fue devuelto al Ecuador, y el resto de la historia se conoce.

Que a J. Assange se le haya retirado el asilo viola, según la FaRC, todo principio, toda tradición sobre la solemnidad del asilo. ¿Qué fue lo que pasó, cuando se le quitó el asilo a un ecuatoriano en Panamá a cambio de un barco cargado de droga? ¿Qué nombre tiene eso en el lenguaje del cinismo despótico?

Ya estamos acostumbrados a ese cinismo: “La mesa está servida” y estaba llena de alimentos contaminados y vino envenenado. “Manos limpias y corazones ardientes”. No hay ni que comentar lo que terminó siendo esa frase. “Somos soberanos, rechazamos al imperio”, pero venían militares e inteligencia cubanos y venezolanos, para hacernos colonia del SSXXI y atentar contra nuestras patrióticas FF.AA. “Hemos refundado la República” y se ejercía control total sobre Contraloría, fiscales, jueces, CPCCS, Corte Constitucional y todo estamento de poder.

Assange fue un capricho más de la FaRC, fue decirle a los EE.UU. por razones que todos conocemos: “Yo soy más fuerte que tú”.

Ese capricho mancilló la dignidad del Ecuador. El retiro del asilo nos lavó la cara. ¡Qué pena que fue tan tarde! (O)