Qué irónico resulta leer al principal promotor de la Ley de Instituciones Financieras (1994) que redujo el control a los bancos y fue la raíz de la peor crisis económica de la historia del país, hoy nos hable de ‘Las molotov modernas’. Todo lo que propició Dahik, incluyendo la ley de modernización y los contratos colectivos para comprar conciencias con fondos reservados fueron una verdadera bomba atómica para el Ecuador.

El país debe recordar que el desproporcionado crecimiento de universidades privadas se inicia en el periodo neoliberal del que Dahik fue uno de sus principales personajes. Las 26 universidades que se ubicaron en la categoría más baja de calidad (categoría E) fueron creadas entre 1992 y 2007. Se hizo de la educación superior un negocio rentable, jamás se pensó en la calidad académica que hoy dicen defender.

Que las maestrías son exageradamente caras es una realidad, no una bomba incendiaria como asegura Dahik. El mismo Diario EL UNIVERSO recogió esta problemática, por ejemplo, en un artículo del 17 de septiembre de 2017. Sorprende que un economista pregunte por qué no se regulan los costos de las viviendas, de los carros o de los pasajes de avión, porque implica que desconoce que la Constitución del Ecuador (artículo 352) señala que la educación superior, sea pública o privada, no tiene fines de lucro y que la LOES prevé que el Consejo de Educación Superior debe regular los costos (artículo 73). Otras actividades económicas pueden tener fin de lucro, la educación superior no.

Dahik, con una ignorancia del tamaño de la soberbia que tuvo para escribir el artículo, afirma que los costos en Argentina son bajos porque el Estado subsidia, desconociendo que aquello aplica para el tercer nivel (pregrado) no para los posgrados (cuarto nivel) que se autofinancian (Ley 24521). Sus impertinentes afirmaciones de índole política, alejándose de lo medular del proyecto, lo llevan a sugerirme que me hubiese preocupado por evitar que se construya una pista de aterrizaje para el narcotráfico, cayendo en los mismos pobres argumentos de los opositores al régimen anterior. Yo creo que Dahik puede asesorar bien sobre pistas y aterrizajes porque en el gobierno del que fue parte ese era el modus operandi para sacar recursos de gastos reservados, o ¿ya se olvidó? Es necesario que el país debata seriamente sobre los altos costos de las maestrías, para hallar las soluciones que sean más óptimas, sin sacrificar la calidad en la formación e igualdad de oportunidad en el acceso y para ello se requiere diálogo entre todos los involucrados y menos espacio para las posiciones sordas y sectarias, que usen la calidad académica o la autonomía universitaria para defender intereses lucrativos.(O)

Viviana Bonilla Salcedo,

abogada, primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional; Guayaquil