El pueblo ecuatoriano concurre hoy a las urnas, para votar como lo ha hecho siempre, para alcaldes, prefectos, concejales municipales; y para algo que no ha sido parte de nuestra historia electoral: elegir a los miembros del CPCCS.

El nefasto SSXXI, a través FaRC (Familia revolución ciudadana), nos dejó por inspiración de unos extranjeros españoles y de otros países, una Constitución perversa, la cual creó el CPC, con un proceso más enredado que la hiedra para elegir a sus miembros.

La consulta popular cambió las reglas, pero dejó otro experimento: elegir popularmente, de unas listas de personas absolutamente desconocidos para la inmensa mayoría de los electores, a siete personas para integrar el CPCCS. Como lamentablemente la consulta no preguntó lo que debió haber preguntado, que era si se debía extinguir ese raro engendro de una función del Estado que no existe en otro lado, llamado CPCCS, la elección de hoy dividió a los ecuatorianos entre quienes proponían el voto nulo y quienes no lo hacían, con el especial temor de que no se pudiera dar a la FaRC la oportunidad de tomarse este centro de poder nominador de importantísimos funcionarios públicos y que eventualmente trate de restablecer el devastador proyecto político que casi extingue a la República.

Hacia el fin del día, el análisis se centrará en quién ganó tal o cual alcaldía, tal o cual prefectura, qué partido salió más favorecido, qué significan los resultados hacia el año 21. En esto habrá una lucha por quienes, estando en la arena política tradicional, tratarán de maximizar sus logros, y minimizar sus derrotas. Se interpretarán los resultados de acuerdo con las conveniencias partidistas o personales.

Sin embargo, desde mañana lo importante va por otro lado. Es lograr una patria libre de una herencia perversa, lo que realmente cuenta.

Recordemos lo que expresé en un artículo, “las cinco familias y el Ecuador de hoy, escrito el 3 de marzo del año 2018 en este querido Diario, respecto de los pecados de la FaRC: “Las cinco familias tenían un menú de crímenes y delitos. La familia Revolución Ciudadana lo tuvo más amplio: saqueo: Banco Central, fondo de los maestros, utilidades de los trabajadores, Iess, Issfa, Ispol, fondo de estabilización del petróleo. Aumento ilegal de la deuda con tasas de usura. Falseamiento de los datos: deuda, empleo, crecimiento. Ataque mortal a la universidad, especialmente a las privadas. Mordaza a la prensa. Politización de la justicia. Obra pública con sobreprecios impresentables. Destrucción de la institucionalidad del Estado. Quiebra de los medios de comunicación públicos, quiebra de TAME. Elevación del cinismo a la categoría de virtud cívica. Fomento del odio de clases y la división entre los ecuatorianos. Asfixia regulatoria que impide producir y avanzar. Ataque a la institucionalidad de las Fuerzas Armadas y debilitamiento de sus unidades de inteligencia. Fomento de la subversión interna en FF.AA., promoviendo que tropa y suboficiales se rebelen contra los oficiales. Desmantelamiento de nuestra capacidad militar que genera sospechas de favorecer al narcotráfico. Acercamiento y fondos de campaña de las FARC. Sistema electoral que garantizaba a un solo partido para siempre. Creación del Estado candidato, del Estado todopoderoso. Sistema educativo de adoctrinamiento político, para envenenar al tesoro de los niños y jóvenes. Permisividad en el uso de drogas que ha puesto a nuestra niñez y juventud en situación crítica. La lista no la continúo, porque los artículos de prensa tienen límites, no porque no existan más delitos”.

En esa lista que no continué por falta de espacio en aquel momento, está el habernos dejado el enredo del CPCCS, el cual, un hombre recto que lo ha presidido por encargo del pueblo ecuatoriano, sugiere que debe ser eliminado, y anuncia que desde el día de mañana inicia su lucha para que así sea.

Pero no solamente el presidente del CPC ha planteado esta tesis. Otros con acierto han planteado la recolección de firmas para promover la consulta popular, y muchos hacedores de opinión han explicado con profundidad el porqué de eliminar el CPCCS.

Quienes trataron al país como describe la lista de crímenes que aquí hemos mencionado, no pueden habernos dejado una buena Constitución. Sencillamente no sería coherente.

A partir de mañana juntémonos a continuar en la tarea de sacar tanto veneno introducido en la sociedad por quienes solo pensaron en el gobierno perpetuo de un partido, en la destrucción de las iniciativas individuales y la libertad de emprender, en el odio de clases, en la división entre ecuatorianos, en generar una maquinaria de corrupción y en alinearnos con los modelos más fracasados de la historia. Esta es nuestra gran tarea luego de las elecciones, cualquiera haya sido la posición frente al voto para el CPCCS.

Eliminar el CPCCS por medios legales abrirá en unidad de esfuerzos la puerta para el cambio hacia una Constitución nuestra, no impuesta.(O)