La forma de hacer y entender la política en nuestro país a veces produce náuseas. ¿Saben por qué? Porque hastía, porque huele mal. Sí, huele a corrupción, nepotismo, favoritismo, arbitrariedad, sectarismo, oportunismo, bronca, descalificación, insulto, desprecio, enfrentamiento, venganza y puñalada trapera. La política es buena. La politiquería es mala.

La democracia es una responsabilidad compartida entre los que elegimos y los electos, por eso que la política está desprestigiada, los jóvenes sienten una gran desafección por la política, porque al parecer después de las quejas y el descontento, solo hay más de lo mismo. La crisis política no deja de ser un concepto atípico en una democracia. En una democracia consolidada la población debe estar bien informada. Pero no podemos renunciar a la política, esta es algo inherente al ser humano. Sin política no hay sociedad, no hay gobierno, no hay libertad.(O)

Roberto Gavilanes Guaycha,

doctor en Medicina; Vinces, Los Ríos