El pueblo debe meditar respecto del Consejo de Participación Ciudadana anterior, no del actual cuyos miembros con inteligencia, honradez y valentía hacen supremos esfuerzos para designar autoridades dignas, y cumplen su deber ciudadano con vocación de patria. Pero con las elecciones ad portas, podemos tener nuevamente un organismo igual al del correato, pernicioso y de atribuciones ilimitadas que extienda nombramientos como de contralores prófugos, fiscales generales, superintendentes y otras autoridades de control que están cuestionadas, enjuiciadas y prófugas.

Se amerita una inteligente y profunda reforma constitucional mediante referéndum como lo prevé el artículo 441, para que el Estado tenga el suficiente equilibrio basado en los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, como lo concibió Monesquieu y no organismos que destruyen la racionalidad jurídica, política y administrativa del Estado. Entonces, bien podríamos soñar que en un futuro tengamos un Poder Legislativo constituido por un número apropiado y reducido de ciudadanos, los más talentosos, académicos conocedores de materias políticas, culturales, educativas, empresariales, agrícolas y todas las que les den solvencia para legislar en bien del país. Además siendo honestos, realicen una auténtica fiscalización a los actores y asuntos políticos administrativos del Estado.(O)

Luis Santillán Morante,

abogado, Guayaquil