En Nicaragua, el pasado sábado se realizó la primera protesta desde que estas fueron prohibidas hace seis meses por el régimen de Daniel Ortega, quien gobierna desde el año 2007. Las fuerzas policiales reprimieron la manifestación con golpes y arrestos: 164 personas fueron detenidas y al cabo de unas horas una centena de detenidos fueron liberados.

Los opositores protestaban para exigir la liberación de unos 700 presos políticos, pues consideran que esto es básico para continuar con el diálogo propuesto por Ortega, quien busca superar la crisis de gobernabilidad que ya lleva once meses y que ha dejado 325 muertos y miles de exiliados.

“Nicaragua pide libertad, justicia, elecciones adelantadas, pide poder marchar sin ser reprimidos”, declaró, al ser liberada, Azáhalea Solís, delegada ante la mesa de negociaciones por la Unidad Nacional Azul y Blanco.

Los gobernantes que adornan su discurso con palabras como ‘pueblo’ y ‘revolución’, pero que en los hechos limitan las libertades de los ciudadanos mientras pretenden perennizarse en el poder, están ubicados al extremo opuesto de la democracia. Librarse de ellos no es tarea fácil. (O)