El 16 de julio de 2008, se celebró el acto de conformación de la compañía que construiría la Refinería del Pacífico, en el sur de Manta. Se anunció entonces que el complejo ayudaría no solo a dejar de importar derivados, sino a exportar los excedentes, y que en el 2013 estaría refinando 300.000 barriles y produciendo diésel, gasolinas y gas de uso doméstico.

Según anuncio de Petroecuador, el proyecto arrancó con un capital de $ 283 millones de Petroecuador y $ 228 millones de PDVSA. En lo posterior, el Estado ecuatoriano fue el único aportante con algo más de $ 1.000 millones.

Se acaba de anunciar que la Superintendencia de Compañías resolvió la liquidación de la Refinería del Pacífico Eloy Alfaro, compañía mixta. La firma ya se encontraba disuelta y la evaluación técnica efectuada por la empresa RPS Energy Limitada, contratada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, estableció que hubo un sobreprecio del 23% en la contratación de obras tempranas, realizadas por un monto de $ 678 millones.

Concluyó así una de las tantas promesas de cambio hacia el bienestar. Nos deja el sabor amargo del desperdicio y la deshonestidad.(O)