Nuestro presidente, acosado por sus circunstancias, ha cumplido hasta ahora más allá de lo esperado su palabra constitucional. La concertación de acuerdos crediticios obligatorios a pesar de la herencia de la mesa servida con el FMI y organismos financieros internacionales, así como la creación de la Comisión Internacional de Lucha contra la Corrupción dice mucho a su favor. Pero nuestro mayor reconocimiento, como afirma el excanciller Ayala Lasso, es por haber abortado los planes iniciales de perpetuarse en el poder del Gran Engañador y denunciar la corrupción generalizada en sus allegados.

La amenaza continúa latente. La puerta quedó abierta en la consulta pasada con la elección de consejeros del CPCCS. Ahora el peligro es evidente. La solución democrática sería una enmienda constitucional o una consulta popular que elimine totalmente o traslade competencias del CPCCS como acción inmediata. La enmienda requiere tiempo por lo que la consulta sería lo expedito. Mas parecería que en Carondelet se guardan reservas acerca del eventual riesgo político que representaría esta convocatoria. Mayor riesgo representa para el país y el Gobierno la eventual captación del CPCCS por el Gran Engañador, convirtiendo en realidad su programa de recuperar la patria perdida que él mismo publicita en las redes sociales.

Las alternativas para la elección de consejeros del CPCCS son: el voto a favor de los independientes cuyo desconocimiento por parte de la ciudadanía hace pensar en una reducida y dispersa votación a su favor; el voto por los partidarios del régimen anterior presente en febrero del 2018 podría repetirse superando a los independientes, y finalmente, el voto nulo, que es el único que podría convertirse en voto fuerte, unificando las mismas fuerzas que hicieron posible el retorno a la democracia y el combate a la corrupción, repudiando así la vuelta a la década pasada. Las papeletas electorales se prestan para confusiones y generarían así el voto nulo. El voto en blanco sumará el rechazo.

Pero independientemente de los resultados de la elección de consejeros, que no deja de ser un peligro eventual, lo más importante realmente es la decisión acerca del CPCCS, si debe ser reformado o eliminado de nuestra Constitución. Su existencia representa una fuente de poder ilimitado a la que las tentaciones y la corrupción llegarán en manos de cualquiera que logre captarlo, más aún si lo capta el Gran Engañador.

En otra oportunidad, de feliz recordación, estando la patria en gravísimo peligro, fue decisiva la convocatoria presidencial, que unió al Ecuador atrás de su presidente, para junto con él combatir y triunfar salvando la patria. Hoy igual que ayer corresponde a nuestro presidente, corriendo los riesgos que fueren necesarios, combatir la corrupción sin permitirle avanzar un solo centímetro y repetir la patriótica convocatoria que solidificó al Ecuador tras de aquel recordado exmandatario: ¡Ni un paso atrás!, convocando la consulta que proporcione a los ecuatorianos el voto plebiscitario como arma de combate decisiva, para extirpar de nuestra Constitución la matriz corruptora, respondiendo a la indeclinable voluntad ciudadana de eliminar el CPCCS ya expresada en las últimas encuestas. ¡Esperamos la convocatoria!(O)