Hume y otros estudiosos del comportamiento humano describieron las contradicciones y paradojas que se gestan en el cerebro masculino hacia su compañera, desde la hostilidad y el maltrato hasta las agresiones físicas.

En el presente siglo, estamos hablando de secuestros, violaciones, incestos, mutilaciones genitales, esclavitud sexual y estupros colectivos, como sucede en la India y en Sudáfrica. Se confirma que aún prevalecen aquellos demonios misóginos de antaño y que ahora aparecieron nuevos lobos bípedos, que son vergüenza de la humanidad, escorias del universo. Es justo y necesario, pues, izar la bandera de protesta contra la violencia hacia las mujeres y niñas que afecta a millones de seres humanos; unirnos a las campañas, entre otras la de Eve Ensler, líder de la organización Un millón de pie y autora de la obra Los monólogos Hermanarnos, y generar rechazo social a toda forma de violencia contra las féminas; exigir a los gobiernos y sus tribunales de justicia mayores penas para estos genocidios que prevalecen con cinismo y descaro en este siglo XXI y en este mundo que lo llamamos civilizado. Un refrán español menciona con mucha gracia que mujer moza o canta o llora, mujer vieja o riñe o reza. Es verdad porque su canto es la melodía que hace vibrar las cuerdas de la humanidad entera con mensajes de alegría y sus lágrimas son perlas mágicas que bajan desde sus mejillas y doblegan los corazones más rígidos e inflexibles; su riña es el rugir del volcán que una vez aquietado nos enseña el camino, la mesura, la bondad; y sus oraciones son el lenguaje seráfico cual rocío que cayó del cielo y se posó en sus labios para concedernos fe y esperanza. Mozart se encogería de hombros y nos invitaría simplemente a escuchar su ópera Cosí fan tutte, título que se podría traducir: Así son ellas.(O)

Guillermo Álvarez Domínguez,

médico, Quito