El país jamás debe de olvidar a personajes tristemente célebres, delincuentes que hicieron del Ecuador un montón de instituciones en ruinas.

Debo señalar que los conceptos se han vuelto muy importantes, las explicaciones igual, pero temo que lo real tiende a ser olvidado por completo, ese quemeimportismo debe el pueblo superarlo. El inventario realizado de todo lo robado al pueblo bordea los 70 mil millones de dólares, ¿en dónde está ese dinero? Una mente vacía dirá búsquenlo en donde sea, así lo ha expresado, es su ego, ese que muere como una cáscara sin vida que ha de ser rota y tirada en un calabozo de máxima seguridad. Históricamente nada en el gobierno de esa persona fue importante, salvo el lenguaje engañoso a millones de ecuatorianos que vieron en él un “salvador”. Su éxito de la metida de mano dejó a su justicia amañada, corrompida, que le permitió a este prófugo cambiarse de casa. Pero de su historia negra no lo salvará nadie, será un eterno monumento al pillaje organizado, al que nunca conoció nada superior al placer del poder, al dinero, al ser estrepitoso.

Del bloqueo institucional en que se encuentra Lenín, solo será posible salir mediante una consulta popular, creo, es la oportunidad de deshacerse de toda esa maraña de trabas que obstaculizan escapar de la crisis, especialmente de cierto poder que obstruye y limita la confianza del pueblo y de los inversionistas extranjeros. El actual gobernante debe saber y el pueblo así lo entiende, que siempre será difícil conciliar la democracia con la dictadura, diez años de ensueños despóticos deben ser superados sin miedo a los amigos y coidearios que formaron parte de ese pasado, si vamos a una consulta esta debe ser la última para corregir la Constitución de pendrive de Montecristi.

Lenín debe entender que el realismo o recelo existente son parte de la modernidad, que no es otra cosa que la exaltación de una sociedad sin vicios; ni de prácticas políticas que usurpan el poder para beneficios propios.(O)

Fernando Rivera Peredo,

economista, Guayaquil