Hace un par de semanas se publicó en todo el mundo una carta del papa Francisco a Nicolás Maduro. La carta fue publicada por Corriere della Sera (quizá el diario más serio de Italia) y la opinión pública la daba como la filtración de un documento secreto. Estas filtraciones no son casuales en la diplomacia vaticana y menos con un diario serio: es evidente la intención de darla a conocer por parte del papa. Aunque Corriere della Sera la publicó el 13, la carta tenía fecha del 7 de febrero y en ella Francisco trataba a Maduro de señor y no de presidente. El periodismo resaltó el dato y activó a los vaticanistas, que son como los antiguos sovietólogos, que sabían interpretar cambios mínimos en un palco para conocer las verdaderas intenciones del Kremlin. Sin ser vaticanista ni sovietólogo me alcanza para suponer que el mismo monsignorino que filtró la carta le remarcó el detalle al periodista que la recibió en el Corriere.

Fuera de la pavada, en la carta Francisco se lamenta de que Maduro haya incumplido acuerdos, frustrando las posibles negociaciones –en las que la Santa Sede fue parte– para una salida dialogada a la crisis en que cayó el líder chavista, ya acorralado por los Estados Unidos y otros 60 países y organizaciones internacionales que han decidido no reconocer a su gobierno y sí el de Juan Guaidó como presidente interino, encargado de llamar a elecciones libres en Venezuela.

Cuando me enteré de la carta en cuestión recordé una entrevista del periodista Carlos Pagni a José María Aznar (expresidente del Gobierno español) en la que Aznar desveló ciertos acuerdos para mantener en el poder al chavismo en Venezuela. La fui a buscar a YouTube y ahí estaba. La entrevista salió al aire en el programa Odisea Argentina del 17 de abril de 2017 por el canal del diario La Nación de Buenos Aires. Aznar revela que había, ya entonces, una operación entre Obama, el Vaticano, Unasur y Cuba para garantizar la continuidad de Maduro. Habían participado además algunos expresidentes sudamericanos, reunidos por el también expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Va textual de Aznar: “La continuidad de Maduro era muy importante para el acuerdo de Colombia con las FARC; y para eso era todavía más importante el reconocimiento de los Estados Unidos a Cuba, sin condiciones: todo eso forma parte del mismo paquete”.

Diera toda la impresión de que la carta filtrada al Corriere della Sera pone fin a la operación de Obama, Raúl Castro, Francisco y la Unasur. Ya se sabe: pacta sunt servanda, y cuando una de las partes no cumple, libera del cumplimiento a las otras. En la carta del 7 de febrero al señor Nicolás Maduro, Francisco está denunciando el incumplimiento de los acuerdos que garantizaban su continuidad. Era el detalle que el resto de los garantes esperaban para que también el papa dejara colgado del pincel a Maduro.

¿Por qué Francisco se mete en estos líos?, tengo que suponer que es porque le toca y porque se lo piden. Me consta personalmente que llama Alta Política a estos asuntos y no mezquina ni un pelo cuando lo tiene que hacer, aunque se meta en problemas y entre otras razones porque le encanta hacerlo… Pero advierto que no se puede juzgar igual el accionar del papa y el de Obama, Trump, Santos o los hermanos Castro. Francisco debe mantener una posición neutral en el conflicto interno de Venezuela, esencialmente porque sus feligreses están en los dos lados. En esto se diferencia de cualquier otro gobernante del mundo, que tiene sus amigos solo en uno de los lados de la grieta. Por eso los gobiernos políticos –no el papa– están jugando una cinchada entre los que apoyan a Guaidó y los que sostienen a Maduro (por las dudas le aviso que no va a ganar el que tenga más apoyos sino el que controle el territorio).

Fue el gran dilema de la Iglesia con regímenes como el fascismo en Italia o el franquismo en España. En la Argentina ocurrió con el peronismo y sus enfrentamientos con la Iglesia en 1955, y ese dilema se vislumbra en el pensamiento y el estilo de Jorge Bergoglio: son tan cristianos –feligreses– los peronistas como los no peronistas y los chavistas como los que apoyan a Guaidó. Para colmo en nuestra América pocas cosas son más populares que la religión y la verdad es que –por genuinos o por cínicos– los populistas suelen tener planteos bastante más cristianos que sus oponentes. (O)

“La continuidad de Maduro era muy importante para el acuerdo de Colombia con las FARC; y para eso era todavía más importante el reconocimiento de los Estados Unidos a Cuba, sin condiciones: todo eso forma parte del mismo paquete”.